Frente a los rumores que sugerían que el presente congreso extraordinario del Partido Comunista Chino traería la defenestración de quien ha sido líder indiscutido durante una década, la reunión ha consagrado a Xi Jinping como el perpetuo timonel, al uso maoísta. El mandato del Cielo es claro.
El líder presentó su visión de China en un discurso de casi dos horas, en el que anunció al mundo China no cambiará de rumbo y que su mandato llevará al país a una «gloria incomparable» frente a las potencias globales, no sin dejar de advertir a sus camaradas para se preparen ante las «tormentas peligrosas» que se avecinan .
Con Xi, China está decidida a acabar con el mundo unipolar impuesto por Estados Unidos y convertirse en un país hegemónico inatacable. El líder expuso a continuación las prioridades inmediatas del partido, que incluyen la desastrosa política del Covid Zero, que está convirtiendo tantas ciudades chinas en cárceles masivas, hasta sus ambiciones sobre Taiwán y sus objetivos de autosuficiencia tecnológica.
“La influencia internacional, el atractivo y el poder de China para dar forma al mundo han aumentado significativamente”, declaró Xi al inaugurar el congreso del partido del Partido Comunista que se realiza una vez cada cinco años y que le ha puesto en bandeja de plata un tercer mandato, que le convierte en el líder chino más poderoso desde Deng Xiaoping.
Pero la parte de su discurso que recibió las más prolongadas y calurosas ovaciones fue la promesa de Xi de que la isla de Taiwán, que se autogobierna desde una amarga guerra civil en 1949, debe volver al redil. Pero también dijo que Beijing mostraría “la máxima sinceridad y haría los mayores esfuerzos” para lograr esa reunificación por medios pacíficos, al tiempo que subrayó que no renunciaría al uso de la fuerza como último recurso.
Los comentarios de Xi indican que China está lista para enfrentar un desafío cada vez mayor de Estados Unidos bajo el presidente Joe Biden, cuya Administración ha actuado tajantemente para impedir que Pekín acceda a tecnología avanzada para usos militares. El líder chino elogió el «espíritu de lucha» de la nación y dijo que el país estaba «bien posicionado para buscar el desarrollo y garantizar la seguridad».
«El mensaje para el partido es que China puede desarrollar sus ventajas tecnológicas sin Estados Unidos y podrá resistir las políticas que Biden y otros están promoviendo para aislar a China de ciertos productos de alta tecnología como los semiconductores», manifestó.
Esto es lo que quiere y proclama, pero lo que puede conseguir quizá sea muy diferente. El país se enfrenta a uno de sus períodos más complicados de las últimas décadas, en un momento en que la tasa de crecimiento prevista del 5% parece quedar completamente descartada por culpa de las demenciales políticas Covid Zero y los atentados contra la seguridad jurídica. Además de no lograr avances significativos en la tecnología de chips a pesar de gastar decenas de miles de millones de dólares, la nación también enfrenta el crecimiento económico más lento en más de cuatro décadas, excluyendo la caída de Covid de 2020. Las políticas pandémicas restrictivas han volatizado el turismo y perjudicado el gasto, mientras que el desempleo juvenil está en niveles récord. Una crisis inmobiliaria también ha provocado una ola de boicots hipotecarios.