«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Otro 68 es Necesario

19 de noviembre de 2014

Las noticias vuelan, sobre todo las malas, y no hay día sin corrupción ni hora en que no nos den arcadas las profundas reflexiones sobre lo bien que va la economía y lo estúpidos que somos los que no nos damos ni cuenta que el pan de hoy es hambre para mañana. No es que se burlen de nosotros, qué va, sino que no hay misa sin evangelio y el que se sube al púlpito siempre será más visible que quien ocupa los últimos lugares de la bancada. De modo que tentetieso y no se te ocurra ni persar de otra manera distinta a la que oyes hasta que suene la frase del «ite misa est».

Acabada la misa, vemos chillar a los de «Podemos» diciendo cosas asombrosas. Según el titulado Pablo Iglesias ll, rey de las contradicciones, no  hay otra salida mejor que salirnos de la «O.T.A.N». ¿A quién se le ocurre semejante barbaridad? No hay más que mirar un mapa para saber que  estamos más cerca de Europa que de China y más dispuestos a defendernos en una alianza con Estados Unidos que con Venezuela. A menos que queramos quedarnos sin papel higiénico.

A mí esta gente joven me recuerda mucho a la rebelión de los universitarios del año 68, en el pasado siglo XX. Éramos unos muchachos con buenísimas intenciones llenas de ignorancias tan grandes como esa laguna que llamamos Mediterráneo. Cualquier pintada como la de «La
 Imaginación al Poder» nos hacía creer que las cordilleras de la realidad se saltaban con un pasamontañas y un poquito de buena voluntad. Cuando los líderes de esa utopía empezaron  a sentir el frío de las nevadas cumbres, no tardaron en comprarse los «anoraks» que los protegieran de la pulmonía.

Por supuesto, éramos muy «democráticos». Quiero decir, que en las asambleas revolucionarias no se votaba nunca sin que en la mesa de los dirigentes no se hubieran recontado los participantes para saber que sus propuestas gozaban de la mayoría absoluta. En caso contrario, la asamblea se retrasaba hasta que el «quorum» les fuera favorable. Pero ¿qué importaban esas pequeñas naderías frente al apasionado galope de la «Revolución»?. Lástima que aquellos gloriosos transformadores del mundo se vendiesen pocos años más tarde a los puestos de gerentes
de las multinacionales o a la gloriosa casta de los políticos «social-demócratas».

¡Claro que ahora se puede decir que son otros tiempos! Por ejemplo el «cuba-libre» se ha convertido en «botellón»; la casi inofensiva «marihuana» en el terrible «crack»; los trenes de cercanías en «Aves» que permiten que los que van a Sevilla no pierdan su silla y los aviones
modernos recalan en lugares seguros, salvo que se trate de aeropuertos que no tienen aviones. O sea, que todo es distinto…menos los seres humanos, que sólo nos renovamos para morir camino de otra vida.

No es cuestión de burlarse, claro que no. Es, por el contrario, muy cierto que este país necesita un revolcón que haga temblar las más que comprobadas estructuras corruptas del poder. No debemos caer una vez más el las mentiras de una «cúpula· que no «casta», como bien ha demostrado el señor Monago- que nos mangonea de manera inmisericorde. Los nuevos tiempos piden generaciones nuevas y si éstas no se saben la lección, ya la aprenderán cuando el Boletín Oficial del Estado les haga contar en números y no en ideologías trasnochadas.

Todo recambio de los «rubalcabas» a los «sánchez» debe ser bien recibido porque aportan sangre nueva y aún no contaminada por una corrupción que, más vale tarde que pronto, acabará por contaminarlos también a ellos cuando sentados en las poltronas se les acerquen
 las mafias organizadas por la «cúpula» anterior. Pero eso tardará al menos casi una legislatura es suceder. Tiempo necesario para que éste país se libre de unos cuantos ladrones gracias al «68» que se ve venir.

No hay que tener miedo de que las mentiras disfrazadas se vayan de paseo durante una primavera juvenil y entusiasta, porque la tierra es redonda y, al cabo de unas pocas vueltas, la cordura y la sensatez enseñan lo que uno creía saber…y no sabía.

Entiendo que exista cierta preocupación y alarma entre los reconfortados por la luna llena de sus negocios impuros, pero debarían pensar que no hay luna sin cuarto menguante y después, cuando se hayan llenado los bolsillos y repiquen los gritos de «corrupción, corrupción»
 ya habrá manera de asentar otra vez la tradicional herencia histórica de este país: la corrupción sin límites.

 De momento, «Otro 68 es Necesario»…para que vuelva la Paz del general De Gaulle.

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