«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

A propósito del 19J

22 de junio de 2022

Los resultados obtenidos el pasado domingo en las elecciones autonómicas andaluzas han dejado un poso de melancolía entre el electorado de Vox. La distancia entre las expectativas creadas y la realidad, anticipada por diversas encuestas, se hizo plenamente visible al caer la noche. Frente a la aplastante victoria del Partido Popular, con una mayoría absoluta que ha absorbido, aunque no sólo, los escaños de Ciudadanos, el partido de Abascal sumó dos diputados a los 12 conseguidos hace casi cuatro años, convertidos en 11 por la salida de la cabeza de lista por Almería hacia el proceloso grupo de los no adscritos. La incorporación de estos dos nuevos curules viene dada por el aumento de un 25% de votos favorables a Vox, dato que ha de tenerse muy en cuenta tanto por lo que significa de mejora respecto a 2018, como de retroceso -300.000 votos menos- frente a los cosechados en las últimas elecciones generales. La merma debe, no obstante, ponerse en relación con el descenso en la participación. Si en aquella convocatoria votó el 68,25% del censo electoral, esta vez quienes se sumaron activamente a la fiesta de la democracia, fueron un 58,35% del total de posibles votantes. Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, se impone, no obstante, una necesaria y serena autocrítica.

El autonomismo es un hecho y está plenamente asentado gracias a unas estructuras fuertemente consolidadas, alrededor de las cuales ha cristalizado una frondosa red clientelar, arropada por poderosos grupos mediáticos

De lo ocurrido el domingo 19 de junio se pueden extraer muchas conclusiones. La principal, en contra de lo que el tópico afirma, es que la fuerza del regionalismo andalucista es más poderosa que el españolismo, circunstancia cultivada por el blasinfantista y personalista Moreno, que llenó de banderas verdiblancas sus mítines, en plena sintonía con la política impulsada desde hace décadas en la Galicia de la que ha surgido Alberto Núñez Feijóo, delfín de Manuel Fraga, a menudo enredado en la distinción entre Estado y nación. El autonomismo es un hecho y está plenamente asentado gracias a unas estructuras fuertemente consolidadas, alrededor de las cuales ha cristalizado una frondosa red clientelar, arropada por poderosos grupos mediáticos alimentados por el propio poder político, gracias al recurso de la propaganda institucional y a la concesión de atractivas canonjías y sinecuras. Por ese y otros motivos, todo partido que aspire a gobernar España ha de implantarse profundamente en todo el territorio y atender adecuadamente a las demandas locales, que no localistas ni particularistas.

La fuerza del regionalismo andalucista es más poderosa que el españolismo, circunstancia cultivada por el blasinfantista y personalista Moreno

La formación de cuadros que sepan conjugar un imprescindible discurso nacional, amenazado tanto por el autonomismo como por un europeísmo que supone una antesala de determinado globalismo pilotado por las grandes corporaciones, es imprescindible si de lo que se trata es de ser la única alternativa a los grupos congregados alrededor del lazo amarillo o del roscón multicolor, colectivos, ambos, transidos de supersticiones y mitos ante los cuales sólo cabe, máxime ante la profunda crisis económica que se recorta en el horizonte, una salida nacional orientada a establecer alianzas con el ámbito histórico propio: la Hispanidad.

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