«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

A ver si seremos todos de derechas

17 de mayo de 2023

Me encanta la respuesta que Pérez Reverte dio cuando le preguntaron si era de izquierdas o de derechas: «Yo lo que tengo es biblioteca». Efectivamente, el asunto radica en la ilustración, la cultura, el conocimiento y luego, evidentemente, la sabiduría precisa para hacer con eso un resultado mínimamente serio. El sistema llamado piadosamente democrático que vivimos en España no permite que personas con biblioteca y raciocinio, espíritu libre y capacidad de análisis tengan mucho espacio en eso que Lerroux denominó la cosa pública. Aquí todo se basa en consignas para acémilas, razonamientos de taberna, eslóganes de vendedor de peines para calvos y el insulto al contrario. Será difícil encontrar un debate entre candidatos en estas elecciones en el que no se interrumpan, no exhiban cartelitos con unas cifras de las que se desconoce origen y procedencia, no suelten promesas que no van a cumplirse ni justificaciones esotéricas de lo que no se hizo y todo para que, el día del recuento, salgan los líderes políticos con cara de no haber roto un plato a decirnos que han ganado. Porque nuestra democracia alberga tantas bondades que incluso el que pierde, gana. Qué cosas.

Seamos serios. La falsa dicotomía derecha-izquierda tiene más mala intención que el toro que mató a Manolete. Yo convenzo a estos que son de izquierdas y tú convences a los demás que son de derechas. Así los tenemos organizados, tranquilos y no nos darán problemas. Sin explicitarlo de esta forma, esa es la idea del NOM. Todos recluidos en una casillita enfrentados al resto. Hombres contra mujeres, jóvenes contra viejos, nacidos aquí contra los nacidos allá, lo que ustedes quieran porque la historia viejuna de la lucha de clases se ha quedado francamente oxidada y tenían que inventarse nuevos conflictos. Por eso les propongo un experimento. Pregúntense a sí mismos si les parece bien que venga alguien y se apropie de algo por lo que usted ha tenido que pagar con esfuerzo y trabajo. Pregúntese si le parece lógico que niños que no tienen mayoría de edad ni para votar ni para salir de excursión con el colegio sin el permiso paterno ni siquiera para firmarse las notas decidan si cambian de sexo. Pregúntense si aquellos que vienen de fuera tienen derecho a imponernos su religión y sus costumbres en detrimento de las nuestras. Pregúntense qué sentido tiene acumular tantas administraciones superpuestas con lo caras que son. O pregúntense si el campo, la ganadería, la industria, las pequeñas y medianas empresas, los autónomos, son los primeros beneficiarios del dinero que da Europa al Gobierno para que los ayude.

No hace falta que me diga el resultado porque son cosas de sentido común, como de sentido común es decir que, a lo mejor, usted es de derechas —según nos dicen los apóstoles del NOM— y no ha caído. Y no ha caído porque decir que eres de derechas queda fatal. Pero que serlo, lo es, vamos. Como Monsieur Jourdain, que hablaba en prosa sin saberlo.

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