Por favor, no asustarse, que no cunda el pánico, no diré la mala palabra tal como se dice en el argot cubano, aunque tal vez me tome una licencia al final, sólo para subrayar la gravedad del asunto. El kirchnerista Alberto Fernández es un ‘cosodulce’ que al parecer cree que entre las piernas posee un cusubé, cuya definición, ahora sí en el cubano culto, de la Real Academia Española les añado: «Dulce seco, hecho de almidón de yuca, con agua, azúcar y a veces huevos, con los que se forman bollitos». Permítanme corregir —groseramente de mi parte— a la realísima academia de la lengua con este caso de Albertito-palito-azucarado. Ahí va mi modificación: «Dulce enhiesto, hecho de yuca, con champán de pandemia, miel del poder, huevos nunca tuvo, con los que romper bollitos». Perdonen la vulgaridad, pero a una, otra. No hay nadie más vulgar en estos momentos que el expresidente argentino.
No sé Javier Milei, al que las neofeministas atacaban y llamaban de todo, pero yo desde que se supo la noticia, con el perdón de la agredida, no paro de revolcarme de la risa. Risotada amarga, pero risa al fin. Otro salido del plato, que convirtió el plato en bandeja, e iba dando lecciones a su rival político autodeterminándose dueño de la galaxia. Ahora debiera ser el rival político el que le restregara por la jeta descarada esa que tiene quién es el verdadero machista-leninista, maltratador de mujeres, inconsciente de la política y de su papel en ella —porque es más peligroso un agresor físico que un iluminado—.
Albertito-palito-bombón es el vivo ejemplo de la izquierda «letrinoamericana» pedófila (Evo Morales y Daniel Ortega) y secuestradora de mujeres (Tomás Borge y Gustavo Petro) que exige una cosa al pueblo, a los adversarios, y hace exactamente otra. Unos auténticos sinvergüenzas engalanados con la mentira y celebrados desde el engaño.
A mí me da un poco de pena con la ex primera dama, Fabiola Yáñez, y también alguito de lástima con las amantes de turno. ¿Son víctimas? Sí, son víctimas primero de ellas mismas y su solazado egoísmo, del sistema radical izquierdoso que produce a estos monstruos, y de los monstruos por supuesto. ¿Acabará cualquier juicio ejemplarizante contra estos desmanes de los poderosos de la izquierda? No es seguro, hoy es Albertito-palito-confitado, y mañana será otro, que tardará en caer o no caerá nunca, como los Borge (en paz no descanse), Ortega, Morales, y un largo etcétera.
Eso sí, recuerden que este tipejo ha caído de la manera en que lo han hecho caer debido a un caso gravísimo de corrupción cuya investigación todavía en curso ha revelado fotos y vídeos de los abusos contra la madre de su hijo y primera dama de Argentina, más las decenas de putitas-periodistas, putitas-cineastas, putitas-actrices, putitas-artísticas, que en nombre de la izquierda debieron abrirse de boca y de pierna, y lamer, lengüetear para recoger las migajas que les lanzaba el «machirulo» en jefe en su Casa Rosada. También es culpa de estas tipejas, no olviden nunca ese detalle.
De modo que a esperar que Albertito-picha-chuchería sea juzgado y condenado, y que nadie lo libre de los años de encarcelamiento que merece —según las exigencias de sus putitas extremistas a las que le metía mano—; pero por encima de todo que no lo libre su consciencia, digo, su mente enferma.