«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Aldabonazo de Abascal al Partido Popular

26 de noviembre de 2013
  • El abandono del PP por parte de Santiago Abascal supone un aldabonazo de primer orden sobre el porvenir inmediato de esa formación, por mucho que los dirigentes del PP se esfuercen en minimizarlo. La muy meditada carta de dimisión que Abascal ha dirigido a Rajoy y que se ha hecho pública expresa con precisión, elegancia y dolor el sentimiento que es común en una buena parte de los militantes que no consiguen explicarse, como lo recordó hace días José María Aznar, qué ha pasado para que Ortega Lara, y ahora Abascal, no estén dentro del PP, mientras que Bolinaga está fuera de la cárcel. Pero no es esa la única herida sangrante que duele a buena parte del electorado popular.Las subidas de impuestos, la impavidez ante la corrupción en el seno de la organización, la sujeción de la Justicia, contra lo que expresamente se decía en el programa, la tibieza frente al secesionismo catalán, y la enorme desenvoltura con la que el PP ha abandonado en la práctica sus posiciones clásicas hacen que un grandísimo sector del centro y la derecha política esté desconcertado, descontento y confuso, respecto al porvenir político de España y respecto a lo que se puede hacer.

    ¿Qué va a pasar ahora? Parece inevitable que muchos piensen en buscar soluciones, en encontrar la forma en que se pueda romper el extraño maridaje bipartidista en el que el programa del PP y la acción política de su Gobierno ha quedado reducido a ser una ligera enmienda de las políticas socialdemócratas. Es incomprensible que la mayor concentración de poder que el electorado haya concedido nunca al PP se pueda haber convertido en una acción política tan incolora, inodora e insípida como la que ha llevado a cabo este Gobierno, una mera continuación de las políticas de ZP, con algo más de pericia, por otros medios. Los hechos no ayudan a disculpar el desafecto de Rajoy por las políticas que todos esperaban que hiciera.

    Santiago Abascal no será seguramente el único que decida iniciar su vuelo en solitario a la vista de que la nave del PP no navega hacia el puerto deseado. No es verdad que no haya otras políticas posibles, ni es cierto que intentarlas sea suicida. No parece razonable que un político joven, valiente y claro tenga que desaparecer del mapa, sería un desastre que así fuera. Su carta abre una espita en un partido sometido a una excesiva presión de sus dirigentes y en las que es público y notorio el descontento de un gran número de sus cuadros con la política que tienen que defender por lealtad a unas siglas, pero contra sus convicciones. Todo parece indicar que, de la misma manera que en el centro izquierda se han abierto alternativas distintas al PSOE, como UPyD o Ciudadanos, puede que se empiece abrir una oportunidad semejante en el otro lado del espectro. Nada está definitivamente atado cuando se pone en marcha la libertad de los valientes. 

 

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