San Pablo exhortó a los corintios con aquello de «ambicionad los mejores carismas». Carismas hay muchos; casi tantos como alineaciones de la selección española. Puede decirse que cada uno tiene el suyo, o los suyos. Pero el mundo no tendrá orden si no aceptamos que los hay mejores y peores. Unir es mejor que desunir; gastar es mejor que malgastar; trabajar es mejor que holgar; ser dueño mejor que esclavo; libre mejor que dependiente. Uno no llega a apóstol de los gentiles siendo un pusilánime, ni un egoísta ni un mentiroso.
Al parecer, el gobierno de Sánchez tiene dieciocho mil millones de euros asignados por la Comisión Europea sin ejecutar. No es que Von der Leyen haya regalado nada porque los llamados Fondos Next Generation hay que devolverlos todos. La propaganda pro-Bruselas lleva desde el inicio distinguiendo, hipócritamente, entre unos miles de millones que los Estados reciben «a fondo perdido» y otros que reciben en calidad de «préstamo», como si los primeros no hubiera que devolverlos. Nada más lejos de la realidad. La diferencia es que las primeras cantidades deberán devolverse a los acreedores por la Unión en su conjunto –lo que obliga a incrementar el total importe de los impuestos europeos recaudados o de la participación de los Estados en su financiación– y las segundas deberán devolverse por cada Estado individualmente –lo que obliga a incrementar el total importe de los impuestos nacionales recaudados o a seguir acudiendo al mercado para que los acreedores continúen alimentando la deuda pública—.
Alguien tiene que pagar. O tú ahora, o tus hijos y nietos en el futuro próximo. O ambos, que es en lo que estamos indefectiblemente. Pues lo dicho, que Sánchez, con toda su maquinaria de asesores y sus culiparlantes diputados y ministros, es incapaz de haber ideado, planeado, ordenado y ejecutado presupuestariamente esos fondos. Está más preocupado, sin duda, en gestionar las cuarenta maletas de Delcy en Barajas o facilitarle la entrada en nuestra Embajada para la perfección del golpe de Estado en Venezuela.
¿Qué hacemos pues con esos dieciocho mil millones de euros? Pues en Génova 13, Rue del Percebe, han diseñado una estrategia infalible: pedir en el Congreso que se repartan entre las Comunidades Autónomas. ¿Con qué fines? Nadie lo sabe, porque no lo dicen. Simplemente, que se repartan. ¿Con qué criterio de reparto? Nadie lo sabe, porque no lo dicen. Solo reclaman que se repartan los dineros de Von der Leyen, que es su jefa pero más amiga de Sánchez, entre las Autonomías, al igual que reclaman que los inmigrantes ilegales se disuelvan entre villas, pueblos, aldeas, concejos y municipios. Lo importante es tener el dinero y gastarlo. De este modo, el dinero y los inmigrantes ilegales se diluirán, piensan. La maquinaria industrial de propaganda se pondrá en marcha el lunes, clamando ante la ineficiencia de Sánchez y recordando las viejas gestas de los gestores populares de antaño. ¡Que se repartan! ¡Que se repartan! Si te atreves a dudar de la bondad de la propuesta, de su ambición y de su interés para los españoles, te golpearán con la pinza y te acusarán de sanchista, porque en Génova 13, Rue del Percebe, tienen la convicción de que Sánchez acusará las derrotas parlamentarias. Como si a él le importase una higa en el Parlamento.
Hay que ambicionar los mejores carismas y frente a Sánchez —el traidor, el mentiroso y trilero, el amigo de Von der Leyen y contraparte de González Pons en el reparto de jueces adscritos— ofrecer una Alternativa nacional. Pretender acometer al enemigo que trabaja para desunir España y romper la Nación, con una propuesta disolvente de la Nación es como matar moscas con una plaga de langostas.
Hay que ofrecer una Alternativa, que se pongan esos dieciocho mil millones al servicio de los españoles, con un sentido nacional y un sentido social de las cosas; respondiendo a necesidades reales, creando empleo estable, y con voluntad de remendar todos los agujeros que el sistema ha hecho en la solidaridad y unidad de la Nación.
Dotar con suficiencia económica el sistema para la autonomía y atención a la dependencia (enfermos de ELA, autismo, grandes dependencias o nuestros mayores) para que puedan recibir los cuidados justos o impulsar un sistema de monitorización y seguimiento de los barcos de las oenegés dedicados al tráfico de personas con el fin de combatir, eficazmente, la inmigración ilegal son buenas medidas que benefician a todos los españoles.
Suspender el plan de desmantelamiento de la nuclear e invertir en más energía nuclear que garantice nuestra soberanía y seguridad energética, revertir las nefastas políticas de deslocalización de la industria, o ejecutar simultáneamente y de un solo golpe las decenas de proyectos de infraestructura hidráulica que garantice que ningún agricultor o ganadero y ninguna población española tenga problemas de abastecimiento, incrementando la producción y productividad del campo español son buenas medidas que benefician a todos los españoles.
También podríamos ambicionar incrementar la construcción de vivienda pública en régimen de propiedad o arrendamiento con opción de compra para garantizar que las familias españolas puedan adquirir un hogar, o mejorar el que tienen; en lugar de enredar con leyes que desprotegen al pequeño propietario y dejan sin futuro a nuestros jóvenes.
Ambicionad, amigos, los carismas mejores. Y recordad que unir es mejor que dividir, gastar mejor que malgastar; y ser dueño mejor que esclavo. Ni de Sánchez ni de las autonomías.