«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

¿América latina? No. Sudamérica e Iberoamérica

8 de febrero de 2022

Cuando se intenta explicar en Francia la actualidad de Sudamérica o Iberoamérica se usa el término América Latina, y ante mi reacción la consternación en los rostros es evidente. Primero, en Francia se menciona poco el tema, no interesamos demasiado, aun cuando el término América Latina fue una invención francesa que reúne a toda la América, excluyendo por supuesto a los norteamericanos. El autor es Félicité Robert de Lamennais, uno de los fundadores del catolicismo liberal. Se trataba de encontrar el medio, la justificación para excluir no sólo a Estados Unidos, también a Canadá.

Sin embargo, América es más que esa reducción enmascarada en ‘bienveillance; en ella debiéramos comprender y entender a América del Norte, donde viven una gran cantidad de emigrantes mexicanos, chicanos, puertorriqueños (nuyorricans que son los puertorriqueños de Nueva York), venezolanos, argentinos, guatemaltecos, bolivianos, y una enorme cantidad de exiliados cubanos desde el año 1959 hasta la fecha, y por supuesto, América del Sur desde el Rio Bravo hasta La Patagonia siguiendo la Cordillera de los Andes, Las Antillas, o sea El Caribe, América Central, y españoles de España; ¡cuántas culturas fusionadas! 

América ha sido latina a la fuerza, aunque no solamente, pues recordemos la multiplicidad de sus culturas con sus respectivos idiomas, dado que se habla español con sus numerosas acepciones y diferencias, de varias lenguas indígenas y dialectos africanos, brasileño (igualmente con sus acepciones y diferencias), el francés y el inglés. Bien, si la complejidad cultural de América resulta todavía hoy un rompecabezas para los franceses, sobre todo para los más jóvenes, imagínense lo que significa explicarles la novedad política.

Que Jean-Pierre Bel, un señor casado con una cubana ignore a José Martí y se fascine ante el Che Guevara, no sólo es grave, es vil

El desfase que existe en este país acerca de la situación política y social latinoamericana es impresionante para mal, la mayoría de las veces vergonzosa. En las clases de historia de las escuelas todavía se habla de las dictaduras militares argentinas y chilenas como si estuviesen en la más rabiosa actualidad. Y, por supuesto, de la “gloriosa revolución” cubana, que no castrocomunista, cuando desde hace ya más de 63 años en Cuba existe una tiranía militar encabezada por el finiquitado Comandante Castro I, que no se acaba de retirar del todo ni muerto y empotrado, y por su hermano Castro II, en lo que ha sido la sucesión dinástico-comunista, con la de Corea del Norte, más tolerada de la historia de la humanidad, tanto por la izquierda como por la derecha, y por todos aquellos que sueñan, ese sueño esclavista enmascarado de ‘apertura económica’, con transformar a la antigua Perla del Caribe en la China de Las Antillas, y a Corea del Norte en un principado totalitario, lo que ya es. Patidifusa me quedo cuando oigo a los estudiantes, profesores, de liceos y de universidades de prestigio, seguir todavía con el mismo sonsonete.

Pero el ‘sonsonete’ toma aires de melodía macabra cuando lo escuchamos en las bocas de los políticos que gobiernan el país de los derechos humanos. De tal modo, en una de las Journées de América Latina celebradas en la Maison de l’Amérique Latine en Paris, el señor Jean-Pierre Bel, en aquel momento presidente de la Asamblea Nacional, argumentó en su bien hilvanado discurso sobre las relaciones cordiales de Francia con esos países “emergentes” (palabreja a la moda en los círculos “in” de la gauche caviar), y sus prometedores proyectos económicos con los países emergentes del Sur, entre esos países “sureños” mencionó a Cuba, que se halla situada, es cierto, al sur de América del Norte y de México, pero al Norte de Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil, etcétera, y que es, en toda esencia y regla, un país caribeño, antillano, de América Central. También citó como referencia a las antiguas dictaduras militares, ya saben, Videla, Pinochet, excluyendo, por supuesto, a la satánica Hermandad Castrista. En sus palabras, qué duda cabe, la esperada referencia a esos que, al igual que él, “fascinés par le destin du Comandante Che Guevara et motivés par la lutte contre Pinochet et Videla, cette histoire a un sens”. El Che Guevara, la peor referencia, al que los cubanos llamamos “el carnicero de La Cabaña”, un argentino al que se toma por cubano; y el olvido recurrente del más grande de todos los cubanos e iberoamericanos, de José Martí, el autor de Nuestra América. Que un señor casado con una cubana lo ignore, no sólo es grave, es vil.

El mismo error, que al ser tan similar no puedo considerarlo un descuido, sino más bien una nefasta estrategia, lo cometió François Hollande en su discurso del 130 aniversario de la Alliance Française, aunque si bien es verdad que no mencionó a Cuba entre los futuros proyectos económicos (¿qué proyectos, qué economía, en un país donde desde hace más de sesenta y tres años existe una broma en la que a uno le preguntan cómo se dice “miseria” en francés, el otro responde: “qué escasez”, en un obvio juego de palabras con “qu’est-ce que ce”?); en un país donde la libreta de racionamiento es sexagenaria matando a todo un pueblo de hambre y necesidad, donde la economía es un evidente desastre; en un país mantenido por Venezuela, aliados económicos de los chinos y de los rusos, en un país donde se violan los derechos humanos, donde no hay libertad de expresión, donde se desnudan a las mujeres opositoras en las calles y se les apalean con la complicidad del pueblo combatiente y vigilante, y donde se condenan a menores a más de veinte años de prisión por manifestar pacíficamente. 

¿Por qué resultó más cómodo para Hollande no poner el dedo en la llaga de esa dictadura militar de izquierda que ha copado de narcoguerrilleros y terroristas al mundo?

¿Por qué resultó más cómodo para el ex presidente de la República francesa citar a antiguas dictaduras militares de derecha y no poner el dedo en la llaga de esa dictadura militar de izquierda que ha copado de narcoguerrilleros y terroristas al mundo, a los países suramericanos y buena parte de los países árabes (recuerden el viaje del Che Guevara a Siria, donde es considerado todavía un mullah santificado y un talismán de la rebeldía: ). 

Verdaderamente no consigo entenderlo, y al igual que yo otros amigos iberoamericanos. O, perdón, sólo puedo entenderlo mediante el malsano anhelo de traicionar y de burlarse de nuestros pueblos, y del pueblo francés. 

No es posible que siga existiendo tanta ignorancia, o tanta complicidad al falsear la historia, en un desfase sin parangón, que en lugar de ser provechoso para el futuro de Francia y sus relaciones bilaterales con un continente que, sí, es ya un continente en vías ultra rápidas de desarrollo, ya no más subdesarrollado (por cierto, lo que era Cuba en 1957, un país en vías supersónicas de desarrollo), sigue siendo el peor de los subdesarrollados en materia de derechos humanos y libertad de expresión. España no tardará, va a la misma velocidad que Cuba en 1959.

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