«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.
Alicante, 1987. Escribe noticias desde que tiene uso de razón. Ha trabajado en radio, prensa escrita y televisión en medios como Radio Intereconomía, El Toro TV y Okdiario. Siempre en los últimos reductos de la libertad de expresión.

Annus no tan horribilis

31 de diciembre de 2022

2022 ha sido, en general, un mal año. Lo ha sido para España. Para mí, lo ha sido en lo personal, que al final es lo que más importa. Pero los malos tiempos tienen una parte buena: te producen sed de felicidad. Así que sin querer y casi sin darte cuenta, te encuentras haciendo cosas para mejorar o al menos cambiar alguna cosa. Y si eres medio inteligente, aprendes algunas lecciones por el camino. No todas profundas, ni mucho menos. Ahí van algunas de las mías:

La vida es demasiado corta para ser infeliz.

Ser feliz requiere esfuerzo.

Si no sabes por dónde empezar, abraza a los que quieres: al menos liberarás endorfinas.

La esperanza, cuando se pierde, no vuelve sola. Hay que salir a buscarla. Pero con suerte la encuentras. Y te puedes aferrar a ella con más ganas que antes.

No es que a los 34 te puedas enamorar igual que a las 23. Es que te puedes enamorar mucho más. Y mucho mejor

Es posible sentirse muy joven por la mañana y muy mayor esa misma noche. Sobre todo si tienes hijos que quieren comparar sus años y los tuyos contando con los dedos. Sobre todo cuando alguien te hace sufrir durante demasiado tiempo.

Da igual que ahora tú seas madre. Mientras tengas la suerte de tener padres, siempre habrá algún momento en que sentirás que eres esa niña que puede ir a su cama a buscar refugio ante sus pesadillas.

No es que a los 34 te puedas enamorar igual que a las 23. Es que te puedes enamorar mucho más. Y mucho mejor.

Confundir tranquilidad con aburrimiento es de estúpidos.

El amor por los hijos es el que menos cuesta sentir, pero ni mucho menos el único que puede tender a infinito. Todos los verdaderos lo hacen.

Los hermanos son amigos que Dios te regala. No te puedes librar de ellos, pero ellos tampoco de ti.

La muerte de alguien que te cuidó, por muy desvalido y anciano que estuviera, te hace sentir desamparado.

Quien inventó la horrible expresión “la familia que uno elige” para referirse a los amigos, andaba en realidad bastante bien encaminado.

Podemos estar tristes, deprimidos o decepcionados. Pero eso significa que estamos vivos. Así que vivamos

El ministerio de igualdad no tiene razón de ser.

Quien bien te quiere no te hará llorar.

Si alguien se empeña en verte sonreír, es que te quiere.

Llegarás a agradecer a la vida que haya gente que no es como tú fuiste.

Nadia Calviño no es en absoluto mejor que Irene Montero. Nadie del gobierno lo es.

Rendirse a veces no es de débiles, es una manera de sobrevivir. Pedir ayuda si la necesitas, tampoco te hace frágil.

El vino tinto frío está muy bueno. Los cactus se comen y además son riquísimos.

No hay nada más feliz ni complicado que la vida familiar.

Tampoco hay nada que huela mejor que tus hijos recién bañados o alguien de quien estás enamorado al despertar. Ni siquiera un cruasán en el horno.

Si duermes solo en una cama de matrimonio, no está prohibido hacerlo en el centro.

El orgullo es lo que nos hace sufrir de una manera más innecesaria.

Lo políticamente correcto da asco.

Tu vida es tuya. No juzgues a la ligera a los demás, pero tampoco dejes que te lo hagan a ti.

“Te adoro” me parece una cursilada. “Te amo” me resulta impronunciable por el alipori. Pero “te quiero” se me queda corto.

Siempre que intentes abrochar un abrigo a tus hijos, tendrán en la mano algo que te tapa la visión y no debería estar ahí. Siempre que intentes ponerles un cinturón de seguridad, también.

El negro adelgaza, pero cenar poco más.

Dejar en manos de otros lo que sólo puedes hacer tú, acaba mal.

Todo el mundo sabe a lo que se debe la sobremortalidad.

Enroscar la pierna en la de alguien a quien quieres debajo de las sábanas es mejor que una Dormidina.

Sonreír siempre es mejor que no sonreír.

Hacer cosas siempre es mejor que no hacerlas.

Podemos estar tristes, deprimidos o decepcionados. Pero eso significa que estamos vivos. Así que vivamos. Queramos. Luchemos. Lloremos. Riamos. Recordemos a los que no están. Brindemos por esta vida que merece la pena. Porque mientras sigamos aquí, las cosas, los años no son tan horribles. Feliz 2023.

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