Convendría no olvidar cómo arranca el Plan para la Vivienda del PP, pues lo ha hecho, en Asturias, con una larga ovación de los ‘barones’ a Carlos Mazón tras su éxito con la gestión de la DANA. Han pasado apenas unos meses y ya se pueden permitir esos alardes.
Pasó la Navidad, el español se dio al turrón, se miró en el espejo del cuñado, lo cóncavo se hizo convexo, lo convexo cóncavo, y al regresar, de la DANA no se acuerda nadie. Se acuerdan tan poco que PP y PSOE, con miles de viviendas dañadas en Valencia, anuncian que van a arreglar el problema de las ídem en toda España.
PSOE y PP se vuelcan ahora en hacer la zarzuelilla en la que uno es el partido de los inquilinos y el otro de los caseros y en quién filtró a quién lo del novio de Ayuso, McGuffin mientras la tragedia de la gota fría va quedando en un pasado neblinoso. Algo que pasó… ¿te acuerdas?… Pronto, muy pronto, recordarlo será extremismo, trinchera populista, irresponsable antipolítica o fascismo apocalíptico.
Lo cierto es que Mazón ya recibe ovaciones a puerta cerrada. Su gestión representa la falta de talla personal, la negligencia y la falla estructural del sistema autonómico. Hasta su gestión posterior es digna de comentario. No ha trascendido mucho una campaña de la Generalidad Valenciana para anunciar el Plan de Recuperación. Una lona gigante colgada junto a la Avenida de Aragón, lugar muy concurrido y visible en Valencia, cerca de Mestalla, del fútbol (el nervio, el sentimiento) que reza (con perdón): «Recuperem els nostres carrers. Les nostres cases. Els nostres pobles. La nostra terra. Per tu. Per tots. Per la nostra gent». Lo transcribo en valenciano porque se entiende y para mejor captar el matiz, un tono fusteriano (Nosaltres els valencians) que firmaría Compromís.
El mensaje institucional de la Conselleria no contiene contrición, ni un agradecimiento, genérico o al resto de España, ni habla de tiempos, ni de crecimiento, ni insta a aprovechar la catástrofe para mejorar; no concreta ni se compromete, solo pone un énfasis repetitivo en «lo nostre». Nostre, nostra, nostres. Como si lo que importara no fuera recuperar sino acotar, identificar. El énfasis se pone en la identidad, en la autosuficiencia, en el repliegue: recuperemos nosotros lo que es nuestro, por nosotros, y con nosotros. «Por nuestra gente». ¿Qué es eso de «nuestra gente»? La desfachatada negligencia se reviste de ligero identitarismo, de un victimismo prenacionalista. Así se responde al abandono del gobierno, subrayando el «nosotros» que se identifica con la Generalitat. Esto tampoco es una novedad. El PP se reviste de esencialismo regional en Valencia como ya sucediera en Madrid. No le importa, llegado el momento, abonar cierto discurso o habilitarlo. Dibujar, con motivo de una crisis, un demos que se prefigura como en un recortable. En Madrid era simplemente risible. En Valencia, poco responsable. Pero palmas y aplausos a Mazón, representante genuino de la Gestión (mañana quizás un lobby, o un fondo de inversión…) y del autonomismo de las taifas buenas.