Confieso que albergo profunda sospecha de lo que se esconde detrás de esa confesión de una arrepentido en el caso de Urdangarin y la Infanta Cristina. Ante todo porque me parece jurídicamente insólito que un señor se “arrepienta” y se vaya a ver al Fiscal, precisamente al que se ha convertido, por mor —dice— del principio de legalidad en un defensor de hecho —no se si de Derecho- de la imputada Infanta. La sospecha no solo se fundamenta en la “originalidad” jurídica del proceder, sino, además, en el tratamiento informativo dado a esa confesión, que se presenta como una “exculpación” de la Infanta, lo que en términos jurídico-procesales en el campo penal es tan ridículo que alcanza la comicidad. Porque el que no mencione a la Infanta en su declaración arrepentida no significa que la exculpe, ¿O acaso quedan exculpados todos los imputados no mencionados? ¿Acaso no interesa saber que “exculpa” por este procedimiento original a su propia hermana? ¿Acaso un inculpado es prueba determinante de inculpación o absolución? ¿No existe una jurisprudencia consolidada sobe el valor de las declaraciones de inculpados respecto de otros?
Las declaraciones para ser mínimamente válidas el proceso deben realizarse ante el Juez y con presencia de las partes acusadoras y defensoras. Además deben ser valoradas en el conjunto del acervo probatorio. Antes de que esto siquiera se haya producido los medios ya han publicado que “exculpa” a la Infanta. Procesalmente es ridículo, pero como se ha convertido en realidad mediática uno tiene claro que alguien ha “vendido” a los medios que ese era el efecto de la declaración del arrepentido. Como los medios no son expertos en procesal penal y como, además, pueden coexistir otros intereses, el resultado es consolidar mediáticamente una estupidez jurídica que el tiempo se encargará de demostrar. Bueno, siempre que el Derecho prime mas que lo mediático, que está por ver.
¿Y quien puede tener interés en difundir ese absurdo procesal? Curiosamente el arrepentido se arrepiente ante el fiscal que no solo defiende a la Infanta sino que acusa de prevaricación al Juez. Basta darse un paseo por los foros de fiscales para percibir el clima creado por estas actuaciones tan singulares.
No tengo idea de si la Infanta es inocente o culpable. Me horrorizan los juicios mediáticos. Pero me escaman tantas “singularidades” procesales como las que contemplo en este proceso. Lo digo, por supuesto, con respeto para con todo el mundo, incluida, claro, la interpretación correcta de algo tan serio como el proceder procesal en el supuestamente sagrado Derecho Penal.