«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.
Escritora y artista hispano-francesa. Nacida en La Habana, Cuba, 1959. Caballero de las Artes y Letras en Francia, Medalla Vérmeil de la Ciudad de París. Fundadora de ZoePost.com y de Fundación Libertad de Prensa. Fundadora y Voz Delegada del MRLM. Ha recibido numerosos reconocimientos literarios y por su defensa de los Derechos Humanos.

Bahía de Cochinos II

3 de marzo de 2022

El actor Javier Bardem, célebre por interpretar protagónicos de ilustres cubanos: el escritor Reinaldo Arenas y ahora el gran artista y productor Desi Arnaz, y por su ‘No a la Guerra’ (de Irak), estuvo recientemente en una manifestación en Madrid. Allí soltó la perla de que Vladimir Putin es un zar. No un comunista, no un leninista, no un stalinista. No, un zar. A la gente le ha molestado mucho esa comparación suya, y con razón. Sin embargo, otro actor, perdón, en este caso actorzuelo, famoso por ser un cobardica que dejó a medio pueblo cubano embarcado el 15 de noviembre pasado mientras él tomaba un vuelo hacia Madrid que Pedro Sánchez puso a su disposición -me refiero a Yunior García Aguilera-, también comparó hace poco al régimen de La Habana con los conservadores. No dijo que eran unos carcamales asesinos comunistas, no. Los llamó «conservadores». A la prensa española le encantó el símil y rieron con la ocurrencia.

Para mí, tanto Vladimir Putin como el régimen de La Habana son lo mismo: unos criminales comunistas. En el mismo bando está el ‘peje-lagarto’, así llaman al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que se dedica a perseguir periodistas y a delatarlos para ver si de paso los asesinan, en México, cuna de asesinatos de periodistas. Pero, ya saben como son algunos actores de izquierda cuando hablan de política, sobre todo si el guion se lo escriben desde el más allá tanto la momia del Kremlin como el Comandante Empotrado de Cuba.

Para mí, tanto Vladimir Putin como el régimen de La Habana son lo mismo: unos criminales comunistas

El tema es que conversando hace unos días con un amigo convinimos en que resulta notoria y preocupante la debilidad de Estados Unidos frente al Eje del Mal: Rusia, China, Irán, y el resto de países de Sudamérica, con Cuba como líder. Estamos en medio de una réplica de la Guerra Fría, con el presupuesto digital y tecnológico a favor de los que la han provocado, y la suma de una prensa completamente ignorante y adocenada. De hecho, muy al inicio de este capítulo del conflicto Rusia frente a Ucrania, Vladimir Putin anunció que enviaría tropas a Venezuela y a Cuba con el fin de amedrentar al anciano que preside lengüeteando helados la Casa Blanca. Varios protestamos mediante misivas públicas y artículos, pocos en verdad; el resto callados y cómplices.

En una segunda conversación que sostuve con otro amigo mexicano me confirmó que algo se trae AMLO con Vladimir Putin. AMLO, el delator de periodistas desde su poder de presidente que ha reemplazado también a Nicolás Maduro en la manutención de los chulos castristas de La Habana, fue el segundo que tras el 11 de julio del 2021 y las manifestaciones pacíficas en Cuba, se ubicó del lado de la tiranía de Castro/Díaz-Canel como respaldo y contra el pueblo cubano; el primero, como recordarán, fue Vladimir Putin, quien manifestó que si Estados Unidos intervenía en Cuba, Rusia defendería al castrocomunismo, y de ninguna manera al pueblo cubano. Nada nuevo, como sabemos. Enseguida salió el demócrata cubanoamericano desde el Gobierno de Washington, Bob Menéndez, para, con tono de machirulo, asegurar a los tiranos y reafirmarles que Estados Unidos no intervendrían en Cuba: «Olvídense de eso», dijo, para desilusión de los exiliados cubanos.

No es la primera vez que los exiliados cubanos y los cubanos son traicionados por el Gobierno norteamericano; desde el presidente Gerardo Machado en el año 1929 los gringos están haciendo de las suyas en la isla. De entonces a la fecha no han parado de jiñarse en nosotros. Recuerden, una de las más sonadas traiciones: la Crisis de los Misiles y Bahía de Cochinos. El Gobierno de John F. Kennedy abandonó a su suerte a los expedicionarios cubanos, luego los cambió por latas de leche condensada y le regaló a Castro I más de 70 millones de dólares.

Por eso me atrevo a decirles hoy que el desastre de Ucrania es lo más parecido a Bahía de Cochinos II. Traicionado por Estados Unidos, que prefiere ubicarse del lado del agresor, aunque algunos lo vean como liberador, y abandonado por Occidente, que sólo ha atinado a dictar unas sanciones contra Rusia, de las que Putin deben de estar arrastrado de la risa, el país ucraniano colapsará en breve sin que nadie vaya en su auxilio.

Rusia bombardea y Occidente ilumina fachadas de ayuntamientos y de organizaciones internacionales con los colores de la bandera ucraniana, es lo máximo que hasta el viernes pasado habían podido hacer.

Queda contemplar la Torre Eiffel iluminada, temblar frente a las imágenes de la televisión (…) y maldecir una vez más a los pusilánimes occidentales

En noviembre del 2021, pedí al ayuntamiento de París que iluminara la Torre Eiffel con los colores de la bandera cubana con la intención de apoyar moralmente lo que sería el levantamiento en la isla cacareado por el que quiso ser líder y se quedó en cucaracha. Me respondieron que no tenían demasiado tiempo por delante para organizarlo, como si encender unos bombillos tomara meses. Bueno, ahora tampoco ha habido demasiado tiempo para organizarlo con los colores de la bandera de Ucrania, pero al parecer unos bombardeos siempre abrevian las dilaciones temporales.

Queda entonces contemplar la Torre Eiffel iluminada, temblar frente a las imágenes de la televisión viendo a los padres ucranianos despidiéndose de sus esposas e hijos que parten hacia Alemania y Polonia (espero que la MinistrE de Igualdad tenga en cuenta que en una guerra las mujeres asumen con agrado, por decirlo fácil y mal y a su nivel, roles secundarios), y lo más calmados posible, maldecir una vez más a los pusilánimes occidentales

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