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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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Fascista, el Gobierno le necesita

13 de abril de 2024

Si cree que su vida no tiene sentido, si piensa que su tiempo ya ha pasado, véngase arriba, no se deje llevar por esas nubes negras —no de color, ‘negras’— que en ocasiones nos nublan la razón y póngase al servicio del ejecutivo de Sánchez para hacer el trabajo que a él, por el motivo que sea, no le da tiempo a hacer. El Gobierno tiene un plan de vida para usted: conviértase en una oenegé de la vivienda social.

Esta semana, Isabel Rodríguez, ministra de la cosa, ha hecho un llamamiento casi diría yo desesperado. Si es usted propietario de una vivienda en alquiler, el Gobierno le necesita. Me parece una petición bastante peculiar. Seguro que a aquellos que compraron para arrendar —¡fascistassssss!— no se les había ocurrido; si no lo han puesto en el mercado es por olvido, desidia o porque tienen el dinero por castigo. Lo más probable es que no haya tenido que ver el fenómeno de la inquiokupación que hace de los arrendatarios que pagan puntualmente unos auténticos pardillos. A no ser que seas el gran Wyoming, Irene Montero o la propia ministra que hace la desesperada petición, que es propietaria de siete viviendas. 

Que te toque un inquilino que se niega a pagar y a marcharse es como que te entre la peste en casa. El sufrimiento causado a los dueños de los pisos en esta situación es agónico. Pero como el propietario es considerado como el empresario en estos tiempos, un egoistasinvergüenzacapitalistainsolidario, que se aguante. 

Buena parte de la sociedad española ha asumido que si el inquiokupa es considerado ‘vulnerable’—término bastante cuestionable– tiene derecho a vivir, poseer y disfrutar de la propiedad ajena. En estos casos, nos hartamos de ver reportajes en los que el propietario de un piso cuya renta necesita para vivir, tiene que demostrar ante la audiencia que él también es vulnerable, que él también lo pasa muy mal. El derecho de propiedad es ya un término cuestionado y cuestionable que diría el infame Zapatero. Y una sociedad que no respeta este derecho está destinada a la quiebra moral y social. Es decir, que si se trata de una persona tiene varios pisos y no se encuentra en una situación económica desesperada, su título de propiedad no vale nada ante los ojos de los demás. Si reclama su derecho a ser pagado conforme al contrato es una hiena capitalista.

Pues bien, el otrora egoistasinvergüenzacapitalistainsolidario propietario, ahora le cae simpático al Gobierno. «Les necesitamos», ha dicho Rodríguez de forma tan contundente como impúdica. Y no se preocupe de nada que ahí está el ejecutivo para darle certeza, seguridad jurídica y garantías. No dudará usted, porque si por algo se caracteriza este Gobierno es por estas tres cosas: ¡certeza, seguridad jurídica y garantías! ¿A qué espera para poner ese pisito que compró con tanto esfuerzo en el mercado?  ¿A que se lo okupen? Ahora el delito se suaviza eskribiéndolo con ‘k’. ¡Póngalo en alquiler, le necesitamos, sáquelo al mercado y baratito! ¿Por qué? Porque el Gobierno no hace su trabajo. Sea solidario a la fuerza. No basta con los impuestos que paga por todo —un saludo al diputado Figaredo, aquí le hemos entendido— entregue su cuerpo al Estado, deje que lo despelleje y cubra sus carencias. In Spain we call it progresismo, que diría el Ministerio de Igualdad.

Si tuviera que describir en una frase a Sánchez, diría que es el enemigo de la vida, la libertad y la propiedad. Punto por punto. No soy yo de abusar del término comunismo. No suelo emplearlo nunca, pero caramba, hay que ver cómo se le parecen algunas cositas.

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