«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Censores de reemplazo

20 de abril de 2025

Quizás el libre comercio no incluya el de ideas, y por eso un escritor, con trazas de pensador, ha visto denegado el acceso al Reino Unido con la única justificación de que su presencia «no favorece el bien común».

¿Cómo puede una conferencia amenazarlo y qué peligro público supone un escritor casi octogenario, con amplios estudios, gran cultura, decenas de libros y un particular esmero en el idioma?

Renaud Camus, demasiado peligroso para la Inglaterra de Keir Starmer, es el autor de la expresión Gran Reemplazo.

Cayó en ella hace casi dos décadas, al recorrer  unos pueblos en el sur de Francia, con la intención de escribir una guía de viajes. Conocía las banlieues, los suburbios destinados a población inmigrante, pero quedó impresionado al ver a una mujer con velo islámico bajo el arco gótico de un pueblo milenario.

La expresión se le ocurrió de un modo no deliberado, resonaba en su memoria quizás el Great Upheaval  norteamericano, y él mismo reconoce que grand remplacement  no es del todo apta, pues por supuesto no se eliminan o sustituyen personas concretas.

Esa fórmula tiene esa imprecisión a la que poder agarrarse, pero por muchas cosas resulta pertinente.

El nombre parte de una cierta inocencia en la mirada, virtud del escritor. Él vio lo que siendo tan evidente cuesta tanto decir: que en algunos lugares ha cambiado el habitante.  

Su expresión se rinde a lo real y se subleva contra las fórmulas de tipo moral, económico y político con las que la propaganda maquilla o entretiene lo que también podríamos llamar El Gran Cambiazo. No entra en cifras, ni fraseologías. Trata lo real, mira lo real, como un paisajista.

Camus observa además que desde las invasiones de los siglos VI y VII la población francesa no cambió apenas hasta la inmigración del XIX y el XX, la llegada de polacos, belgas, italianos, españoles, portugueses y judíos que huían de los pogromos. Gentes de lugares cercanos, limítrofes y  europeos.

Ese mismo término, inmigración, se usa ahora para designar un fenómeno muy distinto: la llegada masiva de población de lugares remotísimos.

Si no es la inmigración conocida ni aquella invasión medieval, ¿qué nombre merece esta nueva realidad en virtud de la cual había una gente y ahora hay otra?

Y si advertido el cambio, se percibe también que es inequívoco, continuado, intencional… ¿cómo llamarlo?

El Gran Reemplazo lleva a Camus un paso más allá. No se queda en mirar al que viene, sino el esquema: hay reemplazados y hay reemplazadores y, cuando todo está ya dicho y es más que evidente, una línea que separa a quienes están a favor de quienes están en contra, a reemplacistas y anti-reemplacistas. Se trata de rendirse o no ante una visión del hombre que Camus llama «Materia Humana Indiferenciada», como si fuera un elemento industrial que el globalismo lleva y trae, sin distinciones de sexo, raza, cultura, origen o nacionalidad. En ese flujo como de materia prima, vemos ahora que no están incluidas las ideas ni las opiniones ni, aun más grave, la realidad. La realidad es inadmisible, es liberalmente inaceptable. Podría destruir el «bien común».

Las fronteras, abiertas en el Reino Unido para millones y millones, se cierran de repente ante la inquietante figura del que ve la realidad y la nombra.

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