«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

Cervantes en la BBC

8 de noviembre de 2021

«Es absurdo hablar de genocidio en el contexto de la conquista de América», estas palabras, pronunciadas por el historiador mexicano Fernando Cervantes, profesor en la Universidad de Bristol y reciente autor de Conquistadores: una historia diferente, durante una entrevista en la BBC, han agitado las estancadas aguas negrolegendarias. Una tormenta en un vaso de agua, pues la propaganda hispanófoba a la que habitualmente contribuye la mentada cadena televisiva, ha calado hondo así en el mundo hispano como en el anglosajón. O lo que es lo mismo, tanto en grandes áreas del orbe católico como en su reverso protestante. 

El 80% del metal, oro pero sobre todo plata, quedó en las tierras de cuyas venas se extrajo con la penosidad propia de la minería

La intervención de Cervantes ha vuelto a recordar, a quien quiera escucharlo de manera desprejuiciada, que los españoles -peninsulares, en todo caso, pues los americanos también eran españoles- no se llevaron a la Península todo el oro americano. El 80% del metal, oro pero sobre todo plata, quedó en las tierras de cuyas venas se extrajo con la penosidad propia de la minería. Recordó también don Fernando que fue precisamente un viajero extraño al Imperio español -Alejandro de Humboldt- el que cantó las virtudes de aquella estructura intercontinental tras cuya caída, alentada por los ingleses, empobreció los virreinatos por la vía de un endeudamiento que tardó siglo y medio en saldarse. Argumentos, los de Cervantes, frecuentemente empleados en debates académicos en los cuales la leyenda negra tiene una potencia muy inferior a la que posee popularmente.

Las manifestaciones hechas por Fernando Cervantes tienen un indudable valor precisamente por haberse producido en un, por decirlo al errejónico modo, «núcleo irradiador» de tanta potencia. Sin embargo, Cervantes transita por caminos ya hollados por muchos otros historiadores mexicanos refractarios a asumir los postulados negrolegendarios. Una serie, de raigambre cortesiana, que podríamos iniciar en el historiador y político Lucas Alamán, considerado un referente del conservadurismo mexicano por atenerse a la herencia española resumida en catolicismo y lengua. Ajustado a estas coordenadas, Alamán fijó el nacimiento de la nación mexicana en la conquista realizada por Hernán Cortés. Las tesis de don Lucas fueron inmediatamente respondidas por el insurgente republicano, hijo de un español peninsular, Carlos María de Bustamante, autor de estas oníricas palabras contenidas en su Cuadro histórico de la Revolución mexicana:

Sorprendiome el sueño meditando sobre ella, y se me figuro que veia entre aquellos cadaveres y miembros palpitantes, a los genios de Cortés, de Alvarado y de Pizarro, que se mecian despavoridos observandolos, y que lanzandose llorosa sobre ellos la America con voz terrible les decia… .De que os horrorizais a vista de las victimas?. Habeis olvidado las crueles matanzas que hicisteis tres siglos ha en Tabasco, en Cholula, en el tempo mayor de Mexico, en Cuernavaca?

Cortés fue reivindicado por el PAN en los primeros números de su principal órgano de expresión durante los años 40 del pasado siglo, la revista La Nación

El testigo de Alamán lo tomó, en gran medida, el norteamericano William Prescott, autor de la influyente Historia de la conquista de México, en la cual no regateó elogios al conquistador que tanto detesta AMLO. He aquí su visión, en gran medida continuada por Charles Fletcher Lummis, sobre lo ocurrido hace cinco siglos:

La Providencia ordenó sabiamente que la tierra fuese ocupada por otra raza que desarraigase la superstición, que cundía todos los días á medida que el imperio se dilataba. Las degradantes costumbres de los aztecas son la mejor apología de conquista. Los conquistadores trajeron, es verdad, la inquisición; pero también trajeron el cristianismo cuya luz benigna debia durar después de extinguidas las fúnebres hogueras del fanatismo, y que debía disipar las horrorosas tinieblas en que por tanto tiempo estuvieron envueltas aquellas hermosas regiones.

Convertido en auténtico parteluz ideológico capaz de separar a conservadores y progresistas, entendiéndose estos como cortesianos y anticortesianos, es decir, negrolegendarios, Cortés fue reivindicado por el PAN en los primeros números de su principal órgano de expresión durante los años 40 del pasado siglo, la revista La Nación, que hoy sigue editándose convenientemente ajustada a los quicios actuales. 

Con un mayor manejo de fuentes, a finales del siglo XX, las reconstrucciones históricas realizadas por los mexicanos José Luis Martínez, hoy en día continuadas por su hijo Rodrigo, y Juan Miralles, autor de un libro de elocuente título, Hernán Cortés, inventor de México, debieran haber servido para que sus compatriotas se desintoxicaran de tan distorsionada visión de un pasado, el suyo, que tanto perjuicio causa a México en el presente en marcha. Posturas como la defendida por Fernando Cervantes permiten, sin embargo, creer que no todo es victimismo e indigenismo en la tierra conquistada por aquel extremeño al que otro Cervantes, por boca de don Quijote, dedicó estas elogiosas palabras:

¿Quién barrenó los navíos y dejó en seco y aislados los valerosos españoles guiados por el cortesísimo Cortés en el Nuevo Mundo?

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