Me cuentan que la policía municipal de Madrid anda muy dolida, no sólo por el desmantelamiento de las UCES (Unidades Centrales de Seguridad, lo que vienen siendo antidisturbios) sino por la prohibición de no participar en las procesiones de Semana Santa.
La policía municipal de Madrid lleva realizando labores de protocolo en las procesiones de Semana Santa aproximadamente 70 años, acompañando a los pasos con el uniforme de gala y con la unidad de caballería. Era normal en Madrid ver los penachos de los cascos de la policía uniformada de gala flanquear los pasos y significaba que la policía, que está al servicio de los madrileños, participaba de sus tradiciones y a su vez el pueblo de Madrid les concedían el honor de participar de forma destacada en esta festividad tan enraizada en nuestra cultura.
Cualquiera que haya visto una levantá, tras el sonido metálico que produce el golpe de martillo, sabrá que la emoción es tan fuerte que mucha gente llora sin saber bien el por qué. Hace años tuve la ocasión de presenciar una levantá de la Esperanza Macarena dedicada a una mujer del SAMUR que acompañaba al paso como protección civil para atender a las emergencias que pudieran ocurrir, ella golpeó el martillo e inmediatamente se puso a llorar, su llanto duró toda la chicotá (el trayecto que va desde la levantá hasta el arrío del paso), seguramente para ella esa chicotá fue interminable, minutos que fueron horas en su recuerdo y que la llevaron a derrumbarse de felicidad.
Lo de Carmena es una chicotá cortita, yo creo que el partido socialista envalentonado y temeroso de otros cuatro años del PP alzó la voz y como un capataz curtido en mil madrugás y dijo “¡a esta é!” (que es el grito que alerta a los costaleros para ponerse a andar), pero el tiempo está demostrando que esta cuadrilla de costaleros de la Santa Vergüenza no anda, se traban y se chocan. El odio a la religión católica es su cruz de guía, convierten las ruedas de prensa en sus estaciones de penitencia y llevan capirotes si, pero no son nazarenos. Cerca estamos de oír el “¡ahí queó!” (grito que avisa a los costaleros para que arríen el paso) y ver a Manuela y los carmenoides compuestos y sin novia.
La “fe” provoca que el ser humano realice esfuerzos mas allá de su imaginación e incluso que en los momentos mas duros, algunas personas cumplan con su deber sin flaquear. Ahí está la famosa levantá del capataz de los hermanos costaleros del Cachorro dedicada al padre de uno de ellos, que esa misma mañana de viernes santo había fallecido, en YouTube se puede ver a Ismael Vargas decir “¡Cele, cushame…esta levantá va a ir por tu padre, que te falta de esta mañana…!”. Por eso ni Carmena ni el coletas ni Ada Colau, ni nadie, podrá acabar con el sentimiento de tanta gente ni con la fe de tantos hombres. Porque ellos, nunca podrán atesorar ni si quiera un 1% de toda esa pasión que en las noches de jueves y viernes santo, se palpa en las calles y callejuelas de toda España.
La chicotá de Carmena será recordada porque en su levantá no hubo un “¡tos por igual, valientes!” sino que cada cual hizo su guerra y repartió sus odios, por eso Carmena se quedará sola, no tendrá una entrada triunfal ni unos clarinetes que la animen, solamente un paso que se quebró tras una mala levantá.