En mayo de 2013, en el segundo aniversario del 15-M, MarĂa Dolores de Cospedal volviĂł a desafiar a los movimientos sociales para que abandonaran las plazas y se presentaran a las elecciones. La secretaria general del PP repetĂa una consigna que su partido venĂa usando desde la acampada de Sol. Poco despuĂ©s, en las elecciones europeas un pequeño partido dirigido por un profesor curtido como tertuliano en platĂłs de televisiĂłn daba el campanazo al cosechar mĂĄs de un millĂłn de votos. Podemos irrumpĂa con fuerza en la escena polĂtica con un programa electoral similar al de Syriza.
La opiniĂłn pĂșblica pasĂł de la sorpresa a la conmociĂłn. Los sondeos demoscĂłpicos no habĂan detectado o no habĂan querido detectar el enorme seĂsmo alternativo que se gestaba en el subsuelo de la polĂtica oficial. Unos dĂas antes de la cita con las urnas, El PaĂs anunciaba en portada que el bipartidismo cobraba fuerza de cara a las europeas. De nada sirviĂł la propaganda del PSOE y sus satĂ©lites para capitalizar todo el voto Ăștil contra Rajoy y a favor del âcambioâ. Dato importante: mĂĄs de un millĂłn de personas rompieron con el pragmatismo y confiaron su voto por una formaciĂłn emergente que les daba una nueva ilusiĂłn. Ellos fueron los primeros sorprendidos por el Ă©xito conseguido. En las elecciones generales del 20-D Podemos sumĂł mĂĄs de cinco millones de votos (el 20% del electorado) y es muy probable que el prĂłximo domingo haga el famoso sorpasso al PSOE.
En otro nivel de importancia, las elecciones europeas permitieron a la formaciĂłn ecologista Equo revalidar su diputado y en las generales de diciembre mĂĄs de un millĂłn de personas votaron al partido antitaurino (PACMA) para el Senado. EstĂĄ claro que en la izquierda cada vez son mĂĄs los que votan por convicciĂłn y no con la calculadora en la mano.
A nivel regional tambiĂ©n tenemos el caso de las Candidaturas de Unidad Popular. La CUP es todavĂa mejor ejemplo que Podemos para exponer la vitalidad que ha cobrado la coherencia en la polĂtica actual. Para darse a conocer, esta pequeña formaciĂłn antisistema no ha contado con un lĂder popularizado en los platĂłs ni con sospechosos apoyos internacionales. La CUP se constituyĂł en Cataluña a mediados de los ochenta y a lo largo de tres dĂ©cadas se ha ido consolidando y extendiendo gracias a una estrategia municipalista estructurada a travĂ©s de casals, ateneos, colectivos de ĂĄmbito local y grupos juveniles. Ha tenido un crecimiento orgĂĄnico y desde abajo, opuesto al crecimiento desde arriba vivido por Podemos.
En las autonĂłmicas de 2013, la CUP saltĂł de los ayuntamientos perifĂ©ricos al Parlamento de Cataluña. Y desde que empezĂł a tener apariciones en la prensa oficial su respaldo popular no parado de crecer. TambiĂ©n su influencia polĂtica: la declaraciĂłn rupturista del Parlamento de Cataluña incluyĂł a Ășltima hora una adenda de contenido social para contentar a sus diez diputados conseguidos en las autonĂłmicas de 2015 y Junts pel SĂ les presentĂł la cabeza polĂtica de Artur Mas en bandeja de plata. El peso especĂfico de los anticapitalistas en la vida polĂtica catalana es tan evidente que cada paso del proceso de independencia depende de los resultados de sus asambleas populares.
Los votantes de la CUP no han sucumbido a los cantos de sirena del voto Ăștil de Junts pel SĂ. AdemĂĄs, los representantes cuperos no se dejan asustar ni bizcochar con cargos o promesas. AdemĂĄs de extrema izquierda, los antisistema han resultado ser de extrema coherencia.
Hay una lectura incĂłmoda de las Ășltimas convocatorias electorales que la industria del voto Ăștil pretende eludir. Y por âindustriaâ me refiero a ese conglomerado de intereses polĂticos y mediĂĄticos difĂciles de separar. Los beneficiarios del actual estado de cosas azuzan el miedo ante el nuevo paisaje polĂtico y se niegan a extraer algunas conclusiones que ponen en riesgo las bases que aseguran su posiciĂłn. Tras el colapso del bipartidismo, el voto Ăștil ya no consiste en votar al PP o al PSOE. La lĂłgica electoral de rojos o azules se ha roto y ha surgido un nuevo panorama multipolar. El acceso a La Moncloa, los Presupuestos y el BOE ya no depende solo del nĂșmero de escaños que obtenga un determinado partido, sino de su compatibilidad con otras formaciones y su capacidad para forjar coaliciones. En el futuro, para los pragmĂĄticos decidir su voto va a ser mĂĄs difĂcil que terminar un sudoku. Las posibles combinaciones y derivadas crecerĂĄn exponencialmente. Por eso, un partido minoritario de valores fuertes puede condicionar la acciĂłn de gobierno de la mayorĂa
En la orilla izquierda se ha producido un desapego de los viejos partidos, del pragmatismo del voto Ăștil y una vuelta a los valores fuertes de izquierda. De esta forma han dado un vuelco radical al panorama polĂtico. En la otra orilla ha ocurrido todo lo contrario. Un Ășnico partido monopoliza todo el espectro polĂtico (Ciudadanos es un centro yogurĂn-jacobino). Esta anomalĂa, que no se produce en ningĂșn otro paĂs de Europa, estĂĄ cosechando resultados muy pobres. Su electorado natural estĂĄ en depresiĂłn crĂłnica y ya se ha acostumbrado a renunciar a dar la batalla polĂtica, a tragar todo tipo de escĂĄndalos de corrupciĂłn y a votar con la nariz tapada. No les mueve la ilusiĂłn, sino el miedo. Miedo al otro. Miedo al socialismo, miedo al bolivarianismo. ParadĂłjicamente, cuanto mĂĄs se han entregado al voto Ăștil, mĂĄs se extendido el socialismo y el bolivarianismo.
Aunque la industria del voto Ăștil se esfuerce en silenciarlo, nunca antes las convicciones y la coherencia han determinado tanto la polĂtica como hoy. Las multitudes cantando con el puño en alto y la alegrĂa y abrazos de sus nuevos dirigentes demuestran que lo que les mueve no es el miedo, sino la ilusiĂłn. Ellos han decido no renunciar a sus ideales, por muy cuestionables que estos sean. La izquierda es capaz de dar un millĂłn de votos a una formaciĂłn nueva a pesar de que ningĂșn sondeo les conceda representaciĂłn. TambiĂ©n es capaz de dar un millĂłn de votos a un partido que lucha contra el maltrato animal. Sin embargo, el electorado de la derecha no es capaz de dar voz a un solo parlamentario que defienda el derecho a la vida. La honestidad intelectual nos lleva a reconocer que, hoy en dĂa, el votante de valores estĂĄ en la izquierda. AdemĂĄs de combatir al adversario, hay que saber admirarlo y aprender de Ă©l. Los âperroflautasâ estĂĄn dando toda una lecciĂłn de principios a muchos que se consideran personas de valores pero que, a la hora de la verdad, no pasan de ser malminoristas de corto plazo.
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Gandhi solĂa decir que «debes ser el cambio que deseas ver en el mundo». Por eso, las prĂłximas elecciones son una buena ocasiĂłn para que los Olvidados voten sin mirar la calculadora. Una buena ocasiĂłn votar con fuerza y saborear el placer de la coherencia. No sĂ© si serĂĄ el inicio para que España cambie, pero seguro que es el inicio para que nosotros cambiemos.