Lo que se siembra se recoge. Y en política, más. Desde Ferraz, casi en vísperas de la Conferencia Política que será muy poco política y en donde habrá mucho del “qué hay de lo mío”, filtran la primera encuesta que daría ganador, por un margen de entre seis y ocho puntos, al partido de Pérez Rubalcaba. Un Rubalcaba que no renuncia al discurso de siempre: “que paguen los ricos”, “hay que subir impuestos”, “redistribuyamos la riqueza”, “favorezcamos a nuestros grupos-mascota”. El desplome del PP según dicho sondeo sería apoteósico. Normal. Pareciera como que el Gobierno se hubiera empeñado en enfadar a todos y cada uno de sus votantes. A los miles de mosqueados por la política socialdemócrata de Montoro, que no reduce gastos pero ya no sabe qué inventar para esquilmar a unas cada día más exiguas clases medias, se van sumando otros motivos de enfado.
Por otra parte, no son pocos los españoles molestos por la tibieza ante el desafío de los etarras, tan enfadaditos ellos, pobres, por ser tildados de asesinos. Miles de españoles no comprenden la velocidad con la que fue puesta en libertad la alimaña sanguinaria Inés del Río. Ni la celeridad en la actuación de unos jueces habitualmente más lentos que el caballo del malo. Dicen las víctimas que no existía siquiera traducción oficial de la sentencia del TDEH. Las prisas son malas consejeras y suelen dejar las farsas al descubierto. Ésta vez no iba a ser menos.
Alberto Ruiz-Gallardón, por su parte, continúa legislando mosqueando al personal. Al retraso de la anunciada Ley del Aborto, que tiene de los nervios al feminismo oficial, aplazada sine die mientras miles de niños perecen asesinados en el vientre de sus madres, se suma su propuesta en materia divorcio, que a partir de ahora podrá firmarse, si es de mutuo acuerdo, ante notario. Es una forma de compensar la caída de ingresos por el desplome del sector de la construcción. Pero también, dicen algunos sectores, una banalización del casamiento. No estoy de acuerdo. Si la medida sirve para desatascar los lentos, caros, injustos, ineficaces y pésimos juzgados españoles, en donde la Justicia es la gran ausente, bienvenida sea.
La penúltima hazaña que mosqueará al personal, la descafeinada Lomce, que es no es más que un tibio parchecito para el peor sistema educativo de Europa. Mientras no se derogue la escuela comprensiva no hay nada que hacer. Ahora resulta que las evaluaciones, tan necesarias para ver el esfuerzo realizado por el alumno, se postergarán al menos un año. Tampoco se atiende a la petición de incluir la asignatura de religión en Bachillerato. Así, todos enfadados. Enhorabuena, maricomplejines.
Señores, lo del PP empieza a oler a chamusquina electoral