En estos tiempos decembrinos cuando pasamos revista al actuar, reflexionamos y dirigimos nuestra mirada al cielo, rogamos por que cesen los padecimientos que agobian a nuestra querida Venezuela, en particular.
Faltando nueve dias para celebrar la Navidad se inician las llamadas “Misas de Aguinaldo”, un privilegio exclusivo concedido a la Iglesia Católica venezolana por el Papa León XIII. Solo en las Islas Canarias y en Filipinas se celebran liturgias parecidas a ésta en las cuales se cantan alegres villancicos referentes al nacimiento del Niño Jesús.
Aguinaldo significa regalo, asi que esas misas que se se celebran entre el 16 y el 24 de diciembre, son el regalo de Dios para nosotros.
Su origen se remonta a los tiempos de la colonia y se acostumbra asistir a la liturgia a primera hora de la mañana. Tradicionalmente los feligreses llevan café, chocolate, torta o pan para compartirlo posteriormente. La fiesta se celebra con familiares, amigos y vecinos de las iglesias.
Este 16 de diciembre la primera lectura correspondió al libro de Isaías, que dice así:
“Yo soy Yavé y no hay otro más; yo enciendo la luz y creo las tinieblas, yo hago la felicidad y provoco la desgracia, yo, Yavé, soy el que hace todo esto. Que los cielos manden de lo alto, como lluvia, y las nubes descarguen la Justicia. Que se abra la tierra y produzca su fruto, que es la salvación, y al mismo tiempo florezca la justicia, porque soy yo, Yavé, quien lo envió”.
Isaias 45
La profecía de Isaías, en la que Dios promete a su pueblo que llegará la justicia, toca profundamente el corazón de los venezolanos, víctimas desde hace más de dos décadas de un régimen criminal que comete delitos de lesa humanidad y que poco le importa condenar a millones de compatriotas a todo tipo de sufrimientos.
La tragedia más reciente es la muerte –por ahogamiento– de 28 ciudadanos de Güiria, pequeña localidad del estado Sucre; hombres, mujeres y niños que intentaban escapar por mar del hambre y de la miseria causada por las políticas de Maduro, que nos recuerdan infinidad de episodios similares a la de los balseros cubanos.
La noticia causó indignación nacional. Los sucrenses se lanzaron a las calles a manifestar su rabia y frustración por este hecho, siendo reprimidos por los cuerpos de seguridad y por los colectivos chavistas.
Maduro, quien jamás asume la responsabilidad por el éxodo de millones de venezolanos, ahora culpa al dueño de la embarcación siniestrada y ha ordenado su detención, a pesar de ser el padre de dos de las víctimas fallecidas.
El Ministerio Público calificó el hecho como tráfico de personas cuando -en este caso- no es otra cosa que la huída, el escape de venezolanos humildes de un país secuestrado por el horror y la miseria.
Lamentablemente, estas 28 personas no lograron alcanzar el sueño de un futuro mejor para ellos y sus familias.
Por estos motivos, se hizo viral el clamor del conocido periodista Fernando del Rincón, quien reclamó a la comunidad internacional su indiferencia ante la tragedia venezolana:
«Los vecinos repudian lo que ocurre en Venezuela, pero no toman acción. Es indignante ver pasar los años con comunicados, informes, cartas,repudios, rechazos y desconocimientos, y permitir que el régimen siga golpeando al pueblo venezolano. ¿Hasta cuándo seguiremos con la diplomacia, frente a crímenes de lesa humanidad? Quienes no hacen nada son cómplices del crimen».
Fernando del Rincón, CNN en Español
Si nuestra fe nos dice que Cristo llegó al mundo, murió y resucitó para renovar la esperanza de la humanidad, así también Dios hallará la manera de hacer cumplir la profecía de Isaías, y de salvar al pueblo venezolano de la injusticia y del sufrimiento.
¿Cómo se producirá ese acontecimiento? No lo sabemos, pero los venezolanos confían y esperan, y por eso –en medio de tantas calamidades– asisten a las misas de aguinaldo, cantan villancicos y celebran la llegada del Niño Jesús.
Ahora bien, debemos hacer nuestra parte para acabar con la crisis venezolana que permea ya hacia el resto de la región por el éxodo de mas de 5 millones de ciudadanos, así que se necesitan acciones contudentes ya.
Se necesita una intervención internacional ya, y no planteamientos de co-gobierno con quienes han originado la tragedia.
En estas fechas recuerdo unas letras de mi padre en ocasión decembrina: “las bendiciones de Dios y su compañía nos aceran el espíritu, acrecen la fe y la esperanza… Sobre todo en estos días, cuando se nos aparece bajo la hermosa ficción de un niño escapado del cielo, para espartarnos todos los diablos de la tierra”.
Amén.
Twiter: @NituPerez
Parler: @NituPerez
Email: [email protected]