Al parecer, ayer se descolgó la Comisión Europea con que el grupo de observadores que vendrá a visitar el Peñón a principios del próximo otoño no incluye entre sus tareas la investigación sobre el blanqueo de dinero que se realiza desde el Peñón, con la evidente complicidad de las autoridades británicas de la metrópoli. No sé qué va a hacer el Gobierno español ante semejante recorte de funciones de ese grupo de observadores, pero, desde luego, si se limita a aceptarlo sin más, muchos vamos a desconfiar enormemente: primero, de la firmeza de nuestro propio Gobierno, y en segundo lugar y por supuesto, de la verdadera voluntad tanto de Bruselas como del Gobierno español por perseguir el fraude tributario. Sin duda, las cuestiones que a los españoles nos interesan son bastantes en relación a lo que ocurre en La Roca. Por descontado, el gran tema de fondo es la soberanía, pero como un resultado descolonizador parece –a priori y a corto plazo– más que descartable, cuando menos otras cuestiones de suma importancia sí deberían ser objeto de interés para la Comisión Europea. ¿Acaso no tiene relevancia que el señor Picardo siga ganando tierra al mar y agrandando el territorio para construir más de dos mil viviendas? ¿Es que sólo va a venir ese grupo de hombres de negro a mirar cuánto tiempo invierten los que salen o entran por esa frontera en cruzarla? ¿No tiene relevancia para Europa, ni para el Gobierno británico ni para el Español (si éste cede) el fraude fiscal y el blanqueo de dinero que tiene como base la “cueva de Alí Babá” en que han convertido británicos y gobiernos nativos al Peñón? Por descontado y en lo que a mí respecta, no me creeré nunca más ningún discurso ni de la UE ni del Gobierno español contrario o supuestamente combatiente de esos delitos si no ponen pie en pared y hacen que ese trozo de España que un rey francés, convertido luego en español, o más bien su abuelo el Rey Sol, Luis XIV, cedieron a Inglaterra en 1713.Al parecer –no sé si porque pretenden lavar un poco su imagen– los británicos están a punto de aprobar una ley en la que van a fijar una tasa del 15% a las empresas de juego online que operan desde Gibraltar. Rala medida, porque el negocio que se mueve a través de este tipo de sistema de juego resulta después enormemente difícil de controlar desde el punto de vista de la evaluación concreta de las ganancias a las que gravaría ese supuesto 15%. En el Peñón hay una población activa de –aproximadamente– 15.000 trabajadores, y se quejan porque dicen que se perdería un 12 por ciento si triunfa esa tasa. Los datos publicados acerca del número de empresas y de cajetillas de tabaco, así como el tráfico alegal de combustible que se produce con el amparo de Picardo, parece que no importan demasiado –o nada– a esta Unión Europea de lobbies mercaderes que sólo piensan en la pasta para ellos. Ojo, Rajoy, muchos no carecemos de memoria. No desaproveche esta oportunidad.
