Con el solsticio del verano muchas se enfundan el disfraz de Grande Dame. Querer convertir una playa gaditana cuajada de omaítas en un lánguido cuadro de Sorolla no tiene ningún sentido pero ellas no se arredran y continúan impávidas, enfundadas en sus trajes de baño ERES, mirando al horizonte como si en lugar de estar viendo a cuatro obesas en topless comiendo Ruffles y dándose el lote con el churri con toda la caló, estuvieran en el Biarritz finisecular de Eugenia de Montijo.
El veraneo es además el momento más propicio para pescar novio a hijas propias y ajenas, sobrinas, compañeras de trabajo, hijas de compañeras de trabajo, conocidas, desconocidas por conocer o solteras incasables que osen poner un pie a menos de 1 kilómetro de su toalla de hilo africano.
Se ha visto a Comandos paramaternales -que habitualmente vigilan que sus cachorras middleclass mantengan el pudor y la decencia -animar a esas mismas sujetas a imitar el posado de Ana Obregón ante la remota cercanía de un buen candidato. Con ello sólo consiguen que su sombrilla se llene de pelmas opositores que con mirada de ratoncillo suplican a la elegida jugar a las palas mientras intentan emular la caída de ojos de George Clooney frente al indisimulado horror de la pretendida… Nada desalentará a una señorabiendetodalavida más aburrida que una ostra a encontrar al candidato idóneo para su objetivo.
Si con sólo rociarse con agua termal de Avēne son capaces de convencerse de que se encuentran mecidas por la húmeda y refrescante brisa en el Hotel du Palais, cuánto menos les costará persuadirse de que el amor del interfecto elegido por ellas -y por tanto ideal- no consiga ablandar el corazón de la pobre y desgraciada solterona. ¡Ya ni hablamos si el pretendiente en lugar de ser un aburrido notario es un narco mejicano! Con los nuevoricos pasa como con los barcos, cuya elegancia u ordinariez depende en un 99% de si ese año tienen amiga con embarcación que las invite o no.
– ¡Pues tú serás muy lista, muy mona, con muy buen tipo y hablarás muy bien inglés pero vamos hija que el mejicano ni te ha mirado! Minar la moral de las jóvenes es muy de señorabiendetodalavida, sobre todo si ese día aún no se han permitido la indulgencia de beberse un finito antes de las doce con la excusa de que «it’s 5 o’clock somewhere». Es tras el capricho etílico cuando ellas verdaderamente se crecen y empieza el deambular de Borjas, Manolitos, Pelayos, Alvaritos y Beltranes a los que cita por turnos para enseñar la mercancía.
No es por ponerme melodramática pero alguien debería explicarles que los hombres que nos gustan no van a las sombrillas de las sexagenarias metomentodo a denostar a los trabajadores que en invierno se llevan el tupper a la oficina mientras ellos mordisquean un ligero sándwich de pollo a la orilla del mar.