«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Don Julián, doña Karla

2 de febrero de 2025

La ingeniería woke puede morir (que está por ver), pero no su sensibilidad. No la capacidad para intentar borrar del mapa a una persona o postrarla de rodillas por sus opiniones.

La actriz Karla Sofía Gascón es una mujer trans. Pero es una mujer trans de Alcobendas y suponemos que de una mujer trans de Alcobendas se puede borrar al hombre, pero no Alcobendas.

Por eso doña Karla ha despertado el rechazo de los mexicanos, de los musulmanes, de los progresistas norteamericanos y, también, cómo no, de los catalanes separatistas que en la batalla cancelatoria de Internet se reivindican los primeros en haber calado a la actriz por sus comentarios sobre los «nazi-onalistas».

Cuando abrieron la condición de mujer olvidaron decir que ser mujer se convertía en un discurso, pero un discurso también político. Las trans españolas deberán opinar como trans españolas; como mucho, como a Bibiana Fernández, las dejarán hablar de fútbol, pero si antes de su transformación la mujer pensaba de otra forma, si le queda colgandero algún comentario, deberá proceder a eliminarlo.

Lo trans es fluidez en el discurso pero en una sola dirección y exige cirugía sobre las opiniones previas. Cirugía, hormonación e ideología.

Las opiniones de la actriz sobre el Islam, Cataluña, la inmigración, George Floyd o los Iglesias-Montero son bastante amputables. Y como española, debe hacer mucho más de lo que está haciendo para alcanzar la condición de mujer mexicana y no trans gachupina.

En 1970, Juan Goytisolo escribió Reivindicación del Conde Don Julián, una novela que de alguna forma estableció el modelo cultural de la Transición. El protagonista se identifica simbólicamente con don Julián, el legendario traidor de nuestra historia y a través de una confusa jornada ataca el canon literario español, abre las puertas de España a las invasoras jarcas norteafricanas y asume él mismo una inversión hacia la homosexualidad. En una parte del libro, un niño, niño barcelonés que bien podría ser el autor, mantiene relaciones sexuales con un moro adulto mientras sisa y engaña a su madre Isabel (católica) hasta la total corrupción moral y física.

Esta novela, poco legible, por otro lado, siendo literatura, arte, quizás haya sido la obra más influyente en el último medio siglo español, un auténtico programa político: hay que odiar España, destruir su tradición, abrirse a la traición e incluso abrirse al falo, preferiblemente marroquí.

Pero en estas, de repente, nos sale doña Karla, que abandona su masculinidad y se hace mujer pero no acepta el islam. «¿Es mi impresión o cada vez hay más musulmanes en España?».

Frente al conde don Julián, la actriz doña Karla, que rechaza reconquistadora la morería («cuántas veces más la historia tendrá que expulsar a los moros de España»), la Leyenda Negra («historieta latinoamericana»), pone en su sitio a los catalanistas y hasta al anglosajón «y su puto inglés». ¿Amputó o disolvió en fluidez la actriz su innato sentir español, su ibérico sentido común? La solidaridad con ella, por tanto, llega hasta aquí, y ni un paso más.

Karla devino mujer, pero no se es del todo mujer trans si se es tan española.

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