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Sevilla, 1986. Periodista. Ahora en el Congreso.
Sevilla, 1986. Periodista. Ahora en el Congreso.

El cuñado que nos hemos dado

5 de enero de 2023

Es, como el charismo, un fenómeno transversal. Pero aquí nos centraremos en uno muy concreto: el cuñado setentayochista, el cuñado que nos hemos dado.

El cuñado está mejor informado que nadie, oscila cada mañana entre Alsina y Herrera para «contrastar informaciones». La SER, en cambio, no la oye tanto, pero se entera de lo que dice porque las compañeras del trabajo de su mujer ponen a Angels Barceló. ¡Menuda montaron cuando los gritos machistas del colegio mayor! Su esposa, avergonzada como cada 8 de marzo cuando hace huelga casi obligada, estuvo a punto de convencerle de quitar al niño del suyo.

El cuñado ha sido ejemplar durante la pandemia, aplaudió a las ocho de la tarde y vio en directo todas las ruedas de prensa de Fernando Simón

De todos modos, la SER de hoy ya no es la de antes. El cuñado no admite debate en que la edad de oro del periodismo español es el tridente mágico salido de la Transición: Gabilondo, Ónega y Cebrián. Aún rememora con nostalgia los días de vino y rosas del primer Pedro Jota o cuando bajaba corriendo al quiosco a las 9 de la mañana porque en la radio le estaban destrozando una exclusiva en papel. O tempora, o mores!

El cuñado añora el bipartidismo aunque confiesa por lo bajini que se ilusionó con Albert Rivera, al que ya veía como el nuevo Suárez. Ciudadanos, explica a sus allegados, se hundió por no haber llegado a grandes acuerdos de Estado con el PSOE. Lo vio venir antes que las encuestas.

Porque el cuñado es un tiburón demoscópico, está a la última de todos los sondeos y vaticina los siguientes, que ya quisieran Tezanos y Michavila. Nada se le escapa, su olfato es infalible.

La tele le entusiasma y aún ve Informe semanal, aunque su momento estelar es cuando Matías Prats lee el teleprompter o Pedro Piqueras entrevista al presidente del Gobierno por vigesimosexta vez en una legislatura. 

El cuñado recela de las nuevas tecnologías, pero luego reenvía todo lo que le llega por WhatsApp a los grupos de familia, amigos de la mili o del trabajo sin saber si el contenido es verdadero. 

El cuñado ha sido ejemplar durante la pandemia, aplaudió a las ocho de la tarde y vio en directo todas las ruedas de prensa de Fernando Simón. Dice que hemos salido más fuertes, pero tres años después exige nuevas restricciones, poco importa que lleve cuatro vacunas entre pecho y espalda o se ponga mascarilla hasta para conducir su coche. Ni un paso atrás con los negacionistas. 

Fue una etapa dura, qué duda cabe, si hasta discutió con su hijo que dudaba vacunarse. Menos mal que estaba él, que leyó todas las revistas de divulgación científica en inglés y algunos papers firmados por los más reputados científicos. La de Pfizer, según escribió en su muro de Facebook, era la más segura. 78 likes.

Claro que tampoco hay que preocuparse con lo de Cataluña y si las cosas pintan feas el cuñado dice «menos mal que estamos en Europa», aunque balbucea si le recuerdan que es allí donde Puigdemont y el resto de fugados han estado –cual etarras en la Francia de Giscard d’Estaing– cobijados desde 2017. 

El cuñado se emociona cuando el Lambán o García-Page de turno dicen que pactar con el separatismo está fatal aunque luego rectifiquen o nunca se vayan del partido. El cuñado cree que hay un PSOE bueno, solo que los malos hacen más ruido. Hay que seguir insistiendo.

Podemos es mucho peor y todo se podría haber evitado con un pacto PP-PSOE, pero tampoco hay que cargar las tintas contra el feminismo. El cuñado cree que en el fondo Irene Montero, aunque equivocada, es buena chica y no pretende hacer daño, que incluso algunos manipulan sus palabras… ¡Si lo dijo el mismísimo portavoz de la Conferencia Episcopal!

El cuñado cree que hay un PSOE bueno, solo que los malos hacen más ruido. Hay que seguir insistiendo

El cuñado vive la Navidad a su manera, ilusionado con el sorteo de la lotería y la retransmisión de las 12 campanadas desde la Puerta del Sol, el verdadero espíritu navideño. Este año le ha pedido a los Reyes Magos la biografía de Felipe González y lo último de Fernando Jáuregui, no hay que arriesgar. La osadía, si acaso, la deja para algún jersey chillón con renos y papá noeles.

Pero ojo, no nos equivoquemos. El cuñado setentayochista no sólo es producto de la Transición que nos hemos dado. Ya los hay más jóvenes, los muy hijos de boomer. Distintas generaciones, same energy.

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