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Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

El Estado de derecho era esto

11 de noviembre de 2023

En las últimas horas, y en respuesta al pacto entre el PSOE y Junts, se han evacuado numerosos comunicados de asociaciones gremiales diversas: las cuatro asociaciones judiciales, la asociación de fiscales, la de Inspectores de Hacienda, la de técnicos del mismo ministerio, los letrados de la Administración del Estado, los colegios de abogados, el Consejo General del Poder Judicial en mesa permanente, la asociación de abogados del Estado, el cuerpo diplomático, las salas de gobiernos de los Tribunales Superiores de Justicia, los presidentes de las audiencias provinciales, los inspectores de trabajo, la asociación de secretarios, interventores y tesoreros de la Administración Local, la asociación de cuerpos de letrados y auditores del Tribunal de Cuentas, la asociación del cuerpo superior de letrados de la Administración de la Seguridad Social, los abogados y procuradores, el foro de profesores…

Comprendemos por fin qué era el Estado de derecho. ¡El Estado de derecho era esto! Un Estado lleno de juristas, letrados y legistas. Absolutamente lleno de ejércitos de ellos.

Y como cada cuerpo tiene su idiosincrasia y sus problemas, se manifiestan por separado, con el celo gremial característico.

Pero esto no es tanto que el Estado de derecho reaccione contra el golpe como que reaccionen sus juristas. Porque lo que hemos visto, lo que estamos viendo, es sólo la reacción particular de cada uno de ellos por separado.

Aquí está el Estado de derecho, nos dicen, ruge el Estado de derecho…  y lo que empiezan a llegar son hojas de asociaciones.

No reacciona el Estado de derecho, ¡reaccionan sus innumerables juristas agrupados por sectores!

Y lo que hacen no es más que… firmar un manifiesto. Lo que hacen todos los demás. Lo que haría un simple intelectual centrista o los Bardem. Bien mirado, es una gran declaración de impotencia.

Pero lo más asombroso es lo que la lectura de estos manifiestos revela. Los juristas del Estado, en sus distintas agrupaciones profesionales, protestan por lo suyo. Unos se quejan de la mención del lawfare o de la posible creación de comisiones políticas que los controlen, los diplomáticos se quejan por la cesión de la representación exterior a Cataluña, los de la Seguridad Social por la gestión de los impuestos, los de Hacienda por la fragmentación de la Administración tributaria… cada uno por la invasión de su respectivo ámbito de trabajo (su razón de ser) y como mucho, cuando levantan la cabeza de lo suyo, se quejan y lamentan por la Constitución, por el Estado de Derecho y por la democracia, pero… ni una sola mención a España, a su unidad, soberanía y nación. Y anonada especialmente, por su relevancia profesional, el final del manifiesto de la Asociación de Abogados del Estado (los niños bonitos del Estado de derecho), que «muestra su preocupación por la ruptura de la separación de poderes y del principio de Igualdad». Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?

El Estado de derecho era esto: un Estado lleno de jurisperitos y ¿qué ha podido el Estado de derecho contra el golpe? Nada. Se han puesto todos a firmar manifiestos. Si todos estos abogados, miles, quizás decenas de miles, no han sido capaces de nada contra Sánchez y Bolaños, si no pueden nada contra el PSOE en acción, quizás el Estado de derecho no era gran cosa o era más bien un Derecho del Estado: un abismal conjunto de normas, leyes, reglamentos que aplican, interpretan y tramitan cuerpos innúmeros de letrados.

Si el Estado de derecho era todo esto y no ha producido más que manifiestos, quizás el problema es algo más que Sánchez.

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