«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
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Psicodrama, esperpento y polarización

27 de abril de 2024

Jamás dejará de sorprender Pedro Sánchez. Con una carta que lo único que ha producido entre muchos españoles es hilaridad, ha conseguido, nos guste o no, que toda España sólo esté pendiente de él. Y aquí estoy yo, cooperando. Pido disculpas, pero la ‘pedrada’ (de Pedro) es tan salvaje que no me resisto a hacer mi propio minianálisis.

Sánchez ha utilizado la técnica terapéutica del psicodrama, pero a la inversa. No para cambiar él, sino para que cambie el resto del mundo. Si el presidente del Gobierno se hubiera guardado su carta para la ciudadanía para leerla e interpretarla delante de un psicólogo —cosa que desde aquí le recomendamos encarecidamente—, la misiva quizá habría cumplido su función curativa. Pero Sánchez, por desgracia, no se ve necesitado de ayuda psicológica. Lo que está pasando no le gusta, le perturba, no estaba dentro de sus planes, así que recurre a su absurda, cursi y esperpéntica carta para exacerbar los sentimientos al máximo —la tensión zapateril—, para producir una fuerte reacción entre propios y ajenos. Así, en los últimos días ha conseguido una ola de apoyos sin precedentes. Lo que estamos viviendo en España es la materialización del ridículo más absoluto. 

Según dicen, el doctorcito considera que sus lacayos no han defendido a su mujer con la contundencia que él quería. Si así fuera, no es descartable que en esta locura haya una parte de escarmiento para los suyos. «No me adoráis lo suficiente». Y ha hecho un «¡que cojo la puerta y me voy, ¿eh?!». Estos, que han tomado nota del descontento del jefe se han tirado a la piscina como un solo hombre para dejar constancia de su amor y sumisión por el líder sin importarles el papelón que hacían. Admirable.

Félix Bolaños: «Que ser valiente no salga tan caro. Que ser cobarde no valga la pena…»

Ion Antolín, el que manda borrar tuits a los periodistas, en mayúsculas y negrita roja —como es lógico— tuitea: “QUÉÉÉDATE QUE LA DEMOCRACIA SIN TI DUEEELE”. Escribo esto mientras mis lágrimas caen sobre el teclado y a punto estoy de electrocutarme.

Pedro Almodóvar: «Mi corazón está con el presidente», «me puse a llorar como un niño». Qué menos.

Marisú Montero: «Ha abierto su corazón». Yo añadiría a su corazón, las fronteras, La Mareta, el Palacio de Doñana y el Falcon.

Pero como siempre, Pachi López ‘El Sobreactuado’, supera a los demás. El exlehendakari ha acusado a la oposición de falta de humanidad y de burlarse del amor. Si esto no rompe nuestro corazón de piedra, yo ya no sé. Y, por supuesto, ha aliñado sus declaraciones tocinillo de cielo con un reconciliador «no pasarán». Bonito, ¿verdad? No hay nada como apelar al guerracivilismo, objetivo último de la diabética epístola, para hablar del amor. Pachi no falla.

Además de un sinfín de declaraciones, miles, quizá millones, y por qué no, billones de personas se manifiestan en Madrid para evitar que la democracia se vaya de España con el presidente. Porque el doctorcito y la democracia son una misma cosa.

Si con todo esto Sánchez no vuelve el lunes con un sí, un «os perdono», es que ha encontrado trabajo en otro sitio, o es que el presidente y su santa tienen tanta porquería detrás que han usado el numerito psicodramático para hacer un mutis por el foro lo más digno posible. Es muy posible. Al fin y al cabo, lo suyo es teatro, puro teatro. 

Tanto si dimite como presidente del Gobierno de España, como si se queda, ya ha creado el clima que tanto le interesa de polarización total en la sociedad española. Esto sí es dramático. El abismo entre bloques se hace más grande. Si es consciente, —que lo es— de lo que hace, su responsabilidad es inasumible. Pero si hablamos de bloques, es de justicia decir que este ambiente irrespirable lo viene creando la izquierda desde la llegada de Zapatero al poder. A ello hemos de añadir la inacción del periodo Rajoy como cooperador necesario de la situación actual. Es injusto situar a ambas partes a la misma altura. La derecha no ha sido violenta en ningún momento, sino que aguanta estoicamente las agresiones físicas y verbales encomendándose a las fuerzas del orden. La derecha se ha limitado a hacer oposición. Y esto es lo que no se tolera. No. Aquí hay un solo responsable: el PSOE. 

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