«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.
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El líder de los comegambas

30 de noviembre de 2024

Una de las noticias que más me llamó la atención de La Gaceta cuando todavía era un simple lector, fue una de mayo de este año firmada por el colega Unai Cano: «La Justicia confirma que es legal llamar ‘come gambas’ a los sindicatos tras una denuncia de CCOO contra VOX».

Desde entonces han corrido memes por las redes. Incluso imágenes de marisquerías cerca de la sede del sindicato. Que no sé si serán reales o ficticias. Pero lo que dicen los italianos en este caso: «se non è vero, è ben trovato».

Yo empecé a desconfiar de los sindicatos cuando me leí los dietarios de Quim Nadal, que fue consejero de la Generalidad con el PSC (2003-2006). Y hasta hace poco ha repetido con Esquerra (2022-2024).  Los dietarios («Testimoni de càrrec», 2014) —creo que no hay edición en castellano—, ponen de relieve la estrecha relación que tenían algunos sindicalistas con el partido hermano.

Uno de ellos, por supuesto, es el líder de la UGT, Pepe Álvarez. Más conocido en los años del «procés» como Josep Maria Àlvarez. Yo lo había visto escrito así en alguna foto de la Generalidad. En el volumen en cuestión sale más de una veintena de veces. Lo digo porque los he contado.

Como decía, creía en la independencia sindical hasta que leí el libro. Me dirán que soy un iluso. Y es verdad. Porque sabía la proximidad de UGT a los socialistas, como la de Comisiones en su día al PCE, pero no tanta.

Hasta que, en la presentación de la obra en una librería barcelonesa, a Quim Nadal se le escapó que Pepe Álvarez militaba en el PSC. Cuando él mismo fue candidato a la presidencia de la Generalidad en 1995 elogiaba «la adhesión convencida e incondicional» del líder de la UGT (página 43). Luego son frecuentes los contactos, las comidas, los apoyos.

Hay que decir que, con el famoso «procés», tanto UGT y Comisiones se apuntaron también al «derecho a decidir», la expresión que se había inventado Mas —o alguno de sus asesores— para intentar colar un referéndum de autodeterminación. A cambio, fueron agasajados con la Creu de Sant Jordi, la máxima distinción que concede el gobierno catalán (2014) y, por supuesto, subvenciones a manta. Tanto es así que recuerdo que algunos sindicatos minoritarios recurrieron al contencioso-administrativo.

En un acto que celebró el diario El Punt-Avui para imaginar «la Cataluña independiente» el 25 de junio del 2015, le preguntaron al entonces líder de la UGT catalana sobre el tema y contestó que «tengo la convicción que esto acabará bien, sí o sí». «El nivel de conciencia colectiva alcanzado es irreversible», añadía respeto a las movilizaciones independentistas. Lo cito porque guardo el recorte como oro en paño.

Aunque, como ven, no se ganaría la vida como hombre del tiempo. Sin olvidar los daños institucionales, políticos, sociales, y económicos provocados por el proceso a la sociedad catalana.

En fin, la historia de Pepe Álvarez es conocida: fue secretario general de la UGT catalana nada menos que 16 años (1990-2016) y luego ha encadenado lo mismo en la UGT nacional. 

En un país en el que te jubilas a los 65, si no te prejubilan antes, optará a un tercer mandato … ¡con 68 años! Yo creo que el pañuelo al cuello se lo pone para intentar parecer más joven. Me consta que sus homólogos en Comisiones Obreras de Cataluña —ha visto pasar a unos cuantos— le tenían cierta envidia porque ellos tenían limitación de mandatos.

Pepe Álvarez entró a trabajar en La Maquinista, actualmente Gec —Alsthom— en 1975. Pero si volviera a su antiguo lugar de trabajo, ahora vería la fábrica ha desaparecido y hay un centro comercial. Apenas unos meses después empezó a tener responsabilidades sindicales. O sea que puede decirse casi con toda seguridad que ha vivido más de 40 años del sindicato. 

La última boutade se la leí el otro este miércoles en El País. Era una entrevista: «Para ganar productividad, tenemos que subir los salarios y bajar la jornada». Pepe dando lecciones de productividad. Se nota que, los salarios, no los paga él. 

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