«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
La Gaceta de la Iberosfera
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Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

El relator

13 de diciembre de 2021

A finales de 2008, el director de la Unidad de investigación del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ), «organización internacional sin ánimo de lucro especializada en la justicia en periodos de transición», según consta en su página web, cantó las bondades de la Ley de Memoria Histórica impulsada por el PSOE. Unas alabanzas matizadas, pues al decir de Pablo de Greiff, que tal era el nombre del mentado director, la ley impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero adolecía de timidez, pues no anulaba las sentencias de los tribunales franquistas, impidiendo así alcanzar los anhelos -«verdad, reparación y justicia»- de don Pablo.

Nacido en Bogotá en 1963, Pablo de Greiff Restrepo, graduado en la Universidad de Yale, doctorado en la de Northwestern y profesor adjunto de Filosofía en la Universidad Estatal de Nueva York, se incorporó en 2001 al Centro Internacional para la Justicia Transicional, institución concebida al calor de la Fundación Ford, la Fundación MacArthur, la Corporación Carnegie de Nueva York, la Fundación Rockefeller y el Fondo Familia Andrus. Gracias a esos auspicios, el ICTJ pudo abrir sedes en diversos países, a partir de una primera radicada en Nueva York.

Seis años después de expresar su decepción, en 2014, después de visitar España como relator especial de la ONU, Greiff redactó un informe que ha servido al actual gobierno como falsilla para transformar y relanzar una ley que el PP no se atrevió a tocar, de hecho el partido del charrán se limitó a llevar a cabo una descapitalización de la ley zapateril, atemorizado ante la posibilidad de recibir el anatema socialdemócrata. Para Greiff es necesario que continúen las exhumaciones, se desvirtúe el Valle de los Caídos, se anulen las sentencias, a su juicio arbitrarias, adoptadas durante la Guerra Civil e incluso se deje sin efecto la ley de amnistía de 1977. A estas irrenunciables acciones, el experto en justicia transicional, consultado por Fernando Martínez, secretario de Estado para la memoria democrática, añade la necesidad de disolver la Fundación Francisco Franco, apelando al manido argumento de que ni en Alemania cabe una Fundación Hitler ni en Italia una que llevara el nombre de Mussolini. 

Vinculado a la Fundación Ford, Greiff, que ha desarrollado su carrera dentro de la misma ONU cuya asamblea general guardó un minuto de silencio, izó su bandera a media asta y expresó, a través de todos sus delegados, sus «muestras de condolencia a la familia y al Gobierno de España», al tiempo que expresaban «sus sentimientos de profundo pésame por el fallecimiento» de Francisco Franco, también es miembro asesor de la Open Society Justice Initiative, compatibilidad que afecta a un 30% de relatores especiales de la ONU, beneficiados por una u otra fundación. Al margen de las cuestiones meramente crematísticas, los nexos de Greiff con la Ford y la Open Society tienen todo el sentido, pues en ambos casos, estas fundaciones han llevado a cabo una particular labor antifranquista. En el caso de la primera, financió a la oposición franquista anticomunista a través del Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, del cual salieron algunos de los principales ideólogos de la actual democracia coronada. En el de la segunda, es conocida la labor colaboracionista de la Open Society con el mundo lazi, que suele fantasear con su lucha contra una franquista e irredenta España anticatalana. 

Moviéndose entre la aldea y el amplio mundo, gran parte de la sociedad española, incluida una amplia porción de la clase política, necesita del refrendo de figuras internacionales, sean de la talla que sean, para afianzar sus posiciones. Efectos de un cosmopaletismo ambiental bajo el cual se ocultan resentimientos, frustraciones y jugosos negocios.

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