«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

El vellocino de oro

5 de enero de 2024

Es el libro del Génesis del 78: allá por las lejanas y verdes praderas de la España de la Transición, un PSOE bueno corría desnudo y virginal entre las amapolas hasta que una serpientilla que andaba por allí…

Es el mito que se revive constantemente: la existencia de una izquierda socialista traicionada por el PSOE. Pero ¿existe tal cosa? ¿y existió alguna vez un PSOE bueno? Más bien parece una leyenda como el Yeti, el monstruo del Lago Ness o El vellocino de Oro tras el cual iban Jasón y los Argonautas.

El vellocino de oro es el «socialista no representado». Tras este ser mitológico encaminaron sus pasos UPyD (Rocky I), Ciudadanos (Rocky II), y hasta el PP —recordemos a Moreno Bonilla pidiendo al PSOE que, por favor, POR FAVOR, fuera el PSOE—. Ahora llega otro nuevo proyecto, Roque III, Izquierda Española, que es un nombre más de aceituna que de partido político.

Teníamos izquierda rosa, verde, federal, socialista, comunista, unida, desunida y sindical, así que es verdad que nos faltaba la española stracciatella en la gran heladería del pluralismo de lo mismo.

Española, pero, eso sí, bajo las habituales, afrancesadas y siempre truculentas evocaciones jacobinas, así creen que atraerán al votante socialista que quede tras medio siglo enseñando al Gran Wyoming y olvidando al Gran Capitán.  

El reto es epocal: que los socialistas buenos que viven atrapados en el cuerpo electoral equivocado salgan a la luz y se revelen, por fin, como auténticos patriotas de la igualdad.

En la izquierda, hasta el momento, esta bella iniciativa solo despierta rechazo. Allí están acostumbrados a la fragmentación, así que no les costaría mucho trabajo meter un organismo más, pero es que «ser de izquierdas» no tiene nada que ver con ser de izquierdas sino con un sistema de credenciales y los de Izquierda Española no las poseen. No tienen las credenciales y donde las producen y las otorgan es, precisamente, en la Izquierda Realmente Existente. Si uno pudiera, sin más, autodenominarse y ponerse la etiqueta de izquierdista, ¿qué clase de negocio sería producir credenciales? Esto es como lo de facha: te lo ponen.

Tras el anhelo mitológico del socialista bueno laten algunas cosillas: la necesidad de algunas personas, con tendencia a la pedantería, de ajustar sus biografías: ellos no se equivocaron, fue el chachachá; la nostalgia de la hegemonía intelectual socialdemócrata, de esos tiempos incontestables; la negación del problema constitucional y de estructuras de régimen, y la necesidad de anteponer a lo nacional lo izquierdista, a España lo ideológico. En definitiva, este partido apunta en una línea bien conocida: el Edén sigue estando a la izquierda del PP, esa zona que es como un Tartessos político, en la ribera del gran río centrista, donde ha de estar el tesoro. ¿Encontrarán Jasón y los centronautas allí el dorado Vellocino? Por lo pronto, el muahaha ya lo tienen, pues Alsina les invitó a pograma.

Alguien podría pensar que estamos así, entre otras cosas, por gente que se llama de izquierdas manejando esto que se llama Constitución. Justo cuando podríamos llegar a pensarlo, a alcanzar por nosotros mismos la conclusión de que, quizás, gentes de izquierdas y Constitución del 78 no sea una mezcla necesariamente exitosa ni muy recomendable, entonces llega una nueva generación de buenos socialistas (socialistas buenos) a sacarnos del error.

La suerte que correrán no la sabemos. Sólo podemos asegurar que muchos se ganarán la vida en la derecha los próximos años, así que bienvenidos.

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