«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

El velo como arma política

24 de mayo de 2025

¿Saben cuándo tendría que haberse prohibido el velo islámico en las escuelas públicas? En noviembre de 2009. Ese año, en un instituto de Mollerussa (Lérida), un grupo de alumnos se plantó. Si chicas musulmanas iban con velo a clase, ellos podían ir con gorra. E incluso con caso. Era de una lógica aplastante.

Pero la dirección de la escuela, deduzco que gente progre y buenrollista, convenció a los estudiantes que desistieran de su actitud, como conté en un artículo en estas mismas páginas el pasado 2 de abril a raíz de la propuesta de dos profesoras, Elena Ramallo y Sonia Sierra, para prohibir el velo en los centros públicos. Les mando recuerdos desde aquí a ambas. Ahí se jodió todo. En efecto, si la Generalitat de Cataluña hubiera prohibido el velo cuando empezaron a proliferar, ahora no tendríamos un problema.

Todo el mundo lo habría considerado normal. Al fin y al cabo sacaron los crucifijos de las aulas y permitieron entrar a otros símbolos religiosos. España, en teoría, es un estado aconfesional. Debería cumplirse a rajatabla.

Viene todo esto a cuento porque Junts ha recuperado el tema. Bueno, ha durado el tour de force apenas 24 horas. El miércoles lo proponían y el jueves votaban en contra en el Parlamento autonómico a una propuesta de Aliança Catalana apoyada también por VOX. El debate, en todo caso, no es nuevo. Es cierto que, cuando hubo el episodio de Mollerussa, gobernaba un tripartito de izquierdas en Cataluña. No obstante, los de CiU recuperaron el poder al año siguiente (2010) y tampoco hicieron nada.

Más allá de lanzar algún globo sonda. Lo más curioso es que el consejero de Interior de entonces, Ramon Espadaler, de Unió, ahora es consejero con el PSC. Sólo ha cambiado la cartera: de Justicia.

Ahora seguramente es tarde para tomar medidas. No sólo porque, de hacerlo, saldríamos en Al Jazeera. Y no descartaría en este caso algún susto visto como está el mundo. En segundo lugar, porque hay más de 600.000 musulmanes en Cataluña —nadie lo sabe con certeza— y provocaría protestas. La comunidad autónoma catalana es porcentualmente la que tiene más magrebíes de España: casi un 30%

Aunque en otros países han empezado a hacerlo. Francia fue pionera. Y le han seguido Bélgica, Austria, Países Bajos, Dinamarca, Bulgaria, Alemania y hasta Suiza. La mayoría, como pueden ver, países de larga tradición democrática. Y con estados del bienestar consolidados.

El diputado de Junts que arremetió contra la propuesta, David Saldoni, dijo que la medida sólo pretendía fomentar el «odio». Como el resto de portavoces en contra. Los mismos que promovieron el proceso —basado en un sentimiento de superioridad, e incluso de hispanofobia— van ahora dando lecciones. Saldoni, por cierto, lleva 25 años en política y ahora lo deja. Este era su último pleno.

Ni que decir que los medios también han cerrado filas. En La Vanguardia destacaron este viernes que «VOX y Aliança pactan por primera vez en el Parlament». En vez de destacar las contradicciones de Junts. Mientras que en TV3 se apresuraron a hacer un reportaje a favor del velo. Se fueron al mercado de Sant Ildefonso (Cornellà) y empezaron a preguntar a señoras con pañuelo islámico qué pensaban. Todas, por supuesto, estaban a favor de su uso.

Yo, en cuanto lo vi, pensé que si alguien dudaba de la tan criticada teoría de la Gran Sustitución, le bastaba ver las imágenes de la cadena autonómica para creer en su existencia. Lo que me llama la atención es que el Islam culpabilice a la mujer de esa manera. Es común en otras religiones, pero no tanto.

En verano, por ejemplo, con temperaturas superiores a los treinta grados ves al hombre con pantalón corto y chancletas —de las chancletas ya hablaremos otro día— y su pareja tapada de arriba abajo. Incluso con chador negro en la playa a pleno sol. Yo lo he visto con mis propios ojos.

Aunque lo más importante es que el velo no es sólo un prenda religiosa. Es algo más: una especie de arma política. Es una forma de marcar territorio: estamos aquí y hemos venido para quedarnos. No en vano cada vez se ven más. Y también un mensaje: nosotras somos las puras, el resto son pecadoras.

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