«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó mås de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

BiografĂ­a

Nacido en Madrid, de madre inglesa, casado y padre de cuatro hijos, es un empresario, abogado y articulista que pasó mås de una década inmerso en el mundo de la política madrileña. Sus pasiones son escribir, la empresa y la política.

El ‘woke’ victimista

21 de mayo de 2023

Le debemos a Miguel Ángel Quintana Paz identificar la victimizaciĂłn como el gran pilar del movimiento woke. El wokismo es entre otras cosas —tampoco es tan complejo el movimiento o sentimiento— un sistema de protecciĂłn de vĂ­ctimas.   

El problema del wokismo es que la inclusión en el sacrosanto status de víctimas carece de la mås mínima coherencia. Se promueve al status de víctimas a las mujeres que sufren violencia familiar, pero no a los hombres, niños u otros parientes (abuelos, tíos, cuñados) que la sufren. Son víctimas todos los inmigrantes ilegales, pero no los que llevan aquí cierto tiempo o incluso han tenido éxito entre nosotros. Son víctimas los menas, los niños refugiados, pero no las decenas de miles de abortos que se practican, ni tampoco los millones de niños que sufren el divorcio exprés de sus padres.  

Ahora la moda entre los países anglosajones es la victimización por la esclavitud en sus colonias. Ademås de derribar estatuas y cancelar personajes históricos, se promueven unas reparaciones que no se sabe muy bien en qué bolsillos acabarån. La tesis es que todos los blancos somos culpables de la esclavitud, como si todos los europeos de entonces fueran ricos y famosos, cuando la realidad es que la población de entonces era casi en su totalidad analfabeta y con una expectativa de vida de apenas 30 años. Todo ello sin entrar en que algunos pueblos africanos y årabes fueron los grandes promotores de la esclavitud.

En un plano mĂĄs carpetovetĂłnico, para nuestra izquierda siempre tan peculiar, no en balde fueron los Ășltimos en Europa en renunciar al marxismo, las vĂ­ctimas son los descendientes de quienes sufrieron la represiĂłn franquista, pero no los que padecieron el Terror Rojo de 1936, protagonizado fundamentalmente por UGT y el PSOE, por cierto. Incluso se atreve la izquierda española a definir como vĂ­ctimas —esto es abominable— a los etarras hasta el año ÂĄ1983! y no sus asesinados, secuestrados, mutilados o muy sufridos familiares.

Puestos a profundizar, quizĂĄs la definiciĂłn de victima siempre tiene que ver con alguien que no ha sido muy bien tratado por el sistema liberal democrĂĄtico capitalista —y demĂĄs etcĂ©teras— vigente. AhĂ­ puede radicar la conexiĂłn de todas las vĂ­ctimas woke. Son vĂ­ctimas del sistema.

El Ășltimo esfuerzo woke de nuestros polĂ­ticos de izquierdas tiene que ver con la salud mental de los españoles. Hasta hace poco creĂ­a que era una simple, y humana, extrapolaciĂłn a lo general de los problemas particulares, personales, que ha sufrido el Ă­nclito Iñigo ErrejĂłn. Este polĂ­tico ha confesado hace muy poco haber sufrido un problema de salud mental. Es tal el egocentrismo de esta hornada de polĂ­ticos de izquierdas que pensaba que habĂ­a puesto de moda la cuestiĂłn de la salud mental en una proyecciĂłn humana pero bastante infantil de sus problemas personales, pero no: en la campaña electoral que estamos viviendo se hace constante alusiĂłn a esta cuestiĂłn. Y, por supuesto, no es ni la condiciĂłn humana, sentimental, fĂ­sica de quien lo estĂĄ pasando mal el causante de su malestar, es el sistema, siempre el sistema. Una candidata dijo hace poco que llegaban a Madrid a diario muchos contenedores de ansiolĂ­ticos para paliar el daño que estaba haciendo la polĂ­tica de Ayuso.

En una nota mĂĄs chusca, circula por las redes sociales un vĂ­deo de la ministra Irene Montero en pleno arrebato chillĂĄndole a una vecina. Sostiene la señora Montero que ella es una vĂ­ctima por haber heredado un buen dinero de su padre —que utilizĂł para comprarse la conocida casa de Galapagar, hoy sustituida por un aĂșn mĂĄs caro ĂĄtico en el distrito de Salamanca de Madrid, cosas de la carrera inmobiliaria de nuestra pareja polĂ­tica estelar—. No creo que, como hizo ErrejĂłn antes, Montero ahora proponga como vĂ­ctimas del sistema a quienes heredan. Chistes aparte, estĂĄ tan incrustada en la mentalidad de la izquierda la victimizaciĂłn que no dudan en usarlo incluso cuando se sienten acorralados en sus contradicciones.   

Toda esta victimizaciĂłn busca generar bolsas de votos, tribus que suman. El problema es que cuando llegan al poder e intentan hacer comunidad, paĂ­s o naciĂłn, que cada cual use el concepto en el que se encuentre mĂĄs cĂłmodo, se produce el fracaso. No son tiempos para dividir. Necesitamos mĂĄs que nunca unir y buscar proyectos comunes. Pronto saldremos vacunados de todo este movimiento woke y algunos tendrĂĄn una enorme responsabilidad de hacer comunidad, paĂ­s o naciĂłn.

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