—¿Adónde vas, langostino Con gesto de gran pesar? —Me voy, amigo cangrejo A otros fondos, a otra mar, Que esto ya no es lo que era Y he decidido emigrar-. —¿Hacia dónde te diriges? —Al Cantábrico-. —¡Caray! Muy lejos está el Cantábrico Para tu lento nadar-. —Ni que tú fueras, cangrejo Ejemplo de agilidad. Que yo nado hacia adelante Mientras tú andas hacia atrás. Pero te echaré de menos Cangrejo, nuestra amistad Por encima está de toda Trágica eventualidad-. —Mi querido langostino Piensa un poco. De aquí a allá Hay al menos setecientas Millas para superar. Primero, hasta Punta Umbría Después, todo Portugal, Luego, Pontevedra, Vigo Y antes del cabo doblar, El que llaman Finisterre, Langostino, hay que pasar Por la Costa de la Muerte Que es una barbaridad-. —Lo sé, mi amigo cangrejo Pero yo no aguanto más. Prefiero una muerte digna A entregarle la bondad De mi carne tersa y fuerte A los gorrones que están Más tiempo en las Marismillas Que en Madrid, la Capital. Desde que se fue mi madre (Ay, mi querida Mamá) A un Congreso de Sevilla Y no volvió nunca más, Estas aguas de la Boca Del Guadalquivir, están Más peligrosas que nunca Con tanto fresco patán Cruzando el río sin freno Para intentarnos cenar. Yo sé, cangrejo de mi alma Que si no me marcho ya, El día menos pensado Una red me va a pescar. Me llevarán a la lonja, Allí me subastarán, Y cocido o a la plancha A Sánchez me ofrecerán, o a su señora Begoña (Si es que en África no está Enseñando a los negritos Modales y urbanidad), O a sus suegros, sus amigos O a las niñas de Papá, O a don Pablo, doña Carmen, Doña Lola o don Iván. Prefiero que una lubina Portuguesa, o un fletán, O merluza del Algarve O un cetáceo de Cascais Me coman a que me coma Esa gente tan fatal, Esa gente tan atroz, Tan hortera, tan vulgar, Que se forran a mariscos Mientras en España están Haciendo colas y colas Personas pidiendo pan. Así, que amigo cangrejo Te dejo. Voy a tardar Catorce meses y medio Al Cantábrico en llegar. Todo, menos que me coma (te lo repito, que estás Teniente desde hace tiempo), Esa gente tan fatal, Esa gente tan atroz, Tan hortera y tan vulgar Que mastica con la boca Abierta, y qué asco me da. Adiós, mi amigo cangrejo. Te veré en el más allá. Si hay cielo para los hombres También, lógico, lo habrá Para los buenos mariscos Que acostumbran a tragar. Abrázame, pues, cangrejo. —Un abrazo de amistad. Mucha suerte, langostino-. —Muchas gracias, de verdad, Recuerdos a tu cangreja Y a tus niños, si los hay, Que tengáis felices Pascuas-. —Y tú, feliz Navidad-. Y aquí principia esta historia Que ha terminado fatal, Porque al pobre langostino Llegó un salmonete y… ¡Zas!
