El otro día, en La Sexta, estaban escandalizados. «Caza al inmigrante», titulaban el sábado. La verdad es que a mí, que tengo opiniones firmes en la materia, me parece que el plan de deportaciones de Trump es muy duro. Pero hay que destacar tres cosas: el presidente republicano está haciendo lo que que prometió en campaña que haría. En Estados Unidos tiene incluso una policía migratoria para vigilar las fronteras.
Aquí, recuerdo que hace años el ahora alcaldable del PP por Barcelona, Daniel Sirera, cuando era diputado autonomico, preguntó cuantos inmigrantes sin papeles habían puesto los Mossos a disposición del Cuerpo Nacional de Policía para su eventual expulsión: eran 33 en el año 2000, 34 en el 2001, y 49 en el 2002. Nada, una minucia.
Nadie sabe cuántos inmigrantes irregulares hay en Cataluña por razones obvias. Por lo que respecta a inmigrantes magrebíes ya somos la comunidad autónoma, porcentualmente, con las cifras más elevadas. Pero nadie lo sabe con certeza en números absolutos. Hace apenas unos años se hablaba de 400.000. Ahora ya dicen casi 700.000.
Más allá de la polémica es evidente que Donald Trump debe estar consiguiendo lo que quería: interrumpir la llegada de inmigrantes desde Iberoamérica. Yo, por muy duros que sean sus métodos, no me atrevo a dar lecciones de democracia a Estados Unidos. Al fin y al cabo no ha tenido nunca un golpe de estado. Nosotros no podemos decir lo mismo.
¡Qué diferencia con Pedro Sánchez! Aquí los acogemos y los alojamos en hoteles de cuatro estrellas. ¡Incluso a los menores! A pesar de que tienen familia. ¿Cómo quieren que no vengan? Sus imágenes en las habitaciones correspondientes deben correr, gracias a las redes, por toda África.
Además, todo el mundo sabe que la Ley de Extanjería (2000) es papel mojado. A pesar también de sus sucesivas modificaciones. Hasta que no se pille el toro por los cuernos no hay nada que hacer. Es falta de voluntad política tanto del PSOE como del PP. Sin olvidar la reforma del reglamento, que abre todavía más las opciones a cualquier persona llegada hasta el 31 de marzo podrá optar a la regularización. Un suicidio demográfico.
Sin olvidar tampoco nos la cogemos con papel de fumar. Ya les conté en una artículo anterior como TV3 dio cancha el pasado día 1 a una carrera organizada en Barcelona por el sindicato de manteros «contra el odio y el racismo». Es decir, contra VOX. Este fin de semana, el segundo tema del día del informativo del sábado, era una manifestación en Badalona que ni siquiera estaba autorizada. En este caso era una «manifestación contra el fascismo». Como si Mussolini todavía estuviera vivo. Debían decirlo por Albiol. El lema de la pancarta era «Contra la reacción y el fascismo». Incluso estaban a favor de la «lucha de clases». Como si no se hubiera matado suficiente gente en su nombre. Y había banderas rojas. Eso sí, sin la hoz y el martillo
La portavoz de la Organización Juvenil Socialista de Cataluña, sin representación parlamentaria y creada hace un par de años, aseguraba que había venido gente de todos lados. «De Gerona, del Maresme, de Lérida, de Tarragona, del Ripollès». Eran apenas mil personas, según los Mossos. Una «mani» no autorizada de mil jóvenes, segunda noticia de TV3. La primera, como no podía ser de otra manera, era la Copa del Rey que habían ganado las chicas del Barça.
Lo que no sé es como ha informado TV3 del apuñalamiento de un trabajador de la limpieza en Cambrils presuntamente a cargo de de un mantero. La citada carrera antirracista de la que les he hablado antes fue el domingo. El jueves este diario informaba, como otros medios de comunicación, que «manteros senegaleses provocan el caos en Salou: cortan las calles con mobiliario urbano y lanzan piedras a los policías».
Ayer estuve buscando la información en su perfil de X y encontré noticias más pintorescas. Por ejemplo, un urogallo que iba con las hormonas disparadas. Y una cebra que había estado campando una semana a sus anchas por Tenesse tras haber escapado.
Además, tampoco es la primera vez. En el 2015, hubo ocho horas de disturbios en esta localidad turística. En una operación policial de los Mossos contra marcas falsificadas, un mantero saltó por el balcón y se mató al caer de un cuarto piso. Al final, los propios Mossos llevaron a algunos de los detenidos a sus domicilios tras prestar declaración. Entre unos y otros, casi prefiero el método Trump.