La estrategia habitualā¦
Ya cansa. Han vuelto a hacerlo. Tic tac (y Tik Tok). Se avecinaban hechos de relevancia ālas elecciones de media legislatura, por ejemplo, en Estados Unidos, aunque habĆa otros de no inferior cuantĆaā e inmediatamente se puso en marcha la cadena de montaje polĆtica, económica y mediĆ”tica de las campaƱas de publicidad, entendida Ć©sta como factor determinante y condicionante del presente y el futuro de la sociedad. «”Por allĆ resopla!Ā», aĆŗllaron desde la espadaƱa de sus torres de avistamiento los vigĆas, centinelas y celadores de la corrección polĆtica encargados de ventear cualquier amenaza que atente contra los designios del globalismo, de la Agenda 2030 y del supremacismo a contrariis del mundo Woke. Y zas, los pesebristas, mozos de cuadra y peones de brega del periodismo se apresuraron a lanzar las instrucciones transmitidas por sus dueƱos y redactadas por esa especie de escribas sentados que son los asesores de los polĆticos y los visires de los mismos.
La estrategia a la que me refiero es tan vieja como el Egipcio de los Faraones, la Grecia de la Hélade, la Roma de las Guerras púnicas, la China de los Mandarines, el Caribe de los Piratas, la Rusia de Rasputin y el Japón de los Tokugawa.
Ese balance trucado les permite ahora propalar la falacia de que ha sido, para ellos, una amarga victoria y, para sus rivales, una dulce derrota
Se acercaban, como decĆa, unas elecciones en el Imperio cuyo resultado puede ser crucial para el futuro inmediato no sólo del paĆs en el que se celebran, sino en el resto el mundo, incluyĆ©ndonos a nosotros, y la prensa, unĆ”nime, se aplicó en el acto a la tarea de augurar con gran trompeterĆa de titulares y numerologĆa de encuestas manipuladas por los desconocidos de costumbre el masivo advenimiento de una marea republicana que anegarĆa a los demócratas del decrĆ©pito Biden y transportarĆa hasta la dĆ”rsena de la Casa Blanca sobre su cresta de espuma y una tabla de surf al siempre efervescente Trump.
Llegaron las urnas, y en ellas, efectivamente, ganaron los republicanos, como era previsible, pero lo hicieron, lo que tambiĆ©n era previsible, con un margen notablemente mĆ”s estrecho del que los corifeos del cuarto poder habĆan anunciado, desmesurĆ”ndolo, a bombo y platillo. Ese balance trucado les permite ahora propalar la falacia de que ha sido, para ellos, una amarga victoria y, para sus rivales, una dulce derrota. Lo mismo dijeron aquĆ cuando en 1996 Aznar derrotó a GonzĆ”lez y lo noqueó para los restos.
El reconocimiento de la comicidad de las seniles meteduras de pata de Biden justificarĆan un impeachment tan deseable como improbable
La artimaƱa, no por burda menos eficaz, cuela y cala porque la gente, aturdida por sus móviles idiotas, ha perdido la costumbre de pensar por su cuenta y porque, como dijo no sĆ© si Lenin o Goebbels (quizĆ” los dos), una mentira mil veces repetida acaba transformĆ”ndose en algo que, a bulto, y si el bĆpedo implume se la traga, simula ser verdad. Eso que ahora llaman fake news o, con mĆ”s Ćnfulas y cinismo, posverdad. Un sucedĆ”neo: cafĆ© sin cafeĆna, tabaco sin nicotina, cerveza sin alcohol, chocolate sin cacao, ginebra con la mitad de calorĆas.
Pues no, amigos. Lo cierto, lo que va a misa ācifras son amoresā, es que muchos, muchĆsimos, de los candidatos bendecidos por Trump se han hecho con el santo, la peana y el escaƱo, y que, a falta del escrutinio del estado de Georgia, que a menudo tiene en tales y tan reƱidas lides la Ćŗltima palabra, el cuerpo electoral se ha desplazado un 11,4 por ciento desde la izquierda mal llamada progresista hacia la derecha bien llamada conservadora. Es posible que cuando esta columna, escrita ayer, domingo, se publique, ese porcentaje haya variado ligeramente en un sentido o en otro. Pasmosa es la lentitud del escrutinio en el paĆs mĆ”s poderoso de la tierra.
Sea como fuere, y a falta del veredicto final, enhorabuena, seƱor Trump. A usted, seƱor Biden, no le acompaƱo en el sentimiento, pero sĆ en el reconocimiento de la comicidad de sus seniles meteduras de pata que justificarĆan un impeachment tan deseable como improbable. No nos prive de ellas, por favor. HĆ”galo por su paĆs. Ayude a sus conciudanos a cobrar conciencia del peligro que usted entraƱa para ellos.