Estos dĆas debaten los padres de la patrias acerca del estado de esta. A ese areópago de no pocas nulidades, intereses creados y mucho de daƱino lo llaman pomposamente Debate del Estado de la Nación. Pero el espĆritu curioso debe plantearse, antes de ir mĆ”s allĆ” y perderse en la hojarasca de las declaraciones polĆticas que hoy son mentira y maƱana olvido, quĆ© significa el nombre del asunto. Porque la mayorĆa de las veces el problema radica en cómo denominamos algo. El nombre condiciona, define, limita, tiene poder y por eso en los Mandamientos se nos prohĆbe con criterio a los creyentes no tomar el nombre de Dios en vano.
No lo hagamos con el estado de la nación y analicemos. ĀæQuĆ© estado? ĀæSe refieren a EspaƱa, la nación que muchos de los diputados en el Congreso odian y desean destruir? ĀæLa EspaƱa que quieren cambiar pervirtiendo su historia? ĀæLa EspaƱa que tanto les molesta que, para referirse a ella, utilizan definiciones elĆpticas como āeste paĆsā, āel estado espaƱolā y otro tipo de estupideces que jamĆ”s se plantearĆa un francĆ©s o un norteamericano? ĀæSerĆ” sobre la EspaƱa que consideran suya o la que compartimos todos? ĀæQuĆ© EspaƱa, quĆ© nación, quĆ© idea de territorio comĆŗn pueden discutir los que niegan a un chiquillo la posibilidad de estudiar en espaƱol si vive en CataluƱa o en las Vascongadas? ĀæEs la EspaƱa de Miguel Ćngel Blanco, la de Gregorio Ordóñez, la de la Transición, la del abrazo, o es la otra EspaƱa, la del odio, la revancha, la de los dos lados irreconciliables que invocaba, trĆ”gica y dolorosamente, Federico en sus āBodas de Sangreā cuando decĆa āAquĆ ya no hay mĆ”s que dos bandos, los tuyos y los mĆosā?
En el debate de esa nación de la que usted me habla la Ćŗnica voz coordinada y sólida que se escucharĆ” serĆ”, triste ironĆa, la de aquellos que la estĆ”n hundiendo
La mayorĆa de ellos no sabe a quĆ© EspaƱa se refiere porque estĆ”n ayunos de patria y de hermandad. Dicen que debatirĆ”n acerca de cómo se encuentra eso que no saben quĆ© es, y yo me pregunto Āæacaso les importa, quizĆ” les deja sin dormir como decĆa SĆ”nchez que le sucederĆa si pactaba con los comunistas de Podemos? Que nadie se engaƱe, quienes nos gobiernan en la actualidad no van a discutir ni los males ni los remedios que padece esta EspaƱa tan atacada por tantos flancos aunque, a pesar de todo, se resista fieramente a caer en el polvo de la historia y desaparecer. Todo quedarĆ” en un pornogrĆ”fico postureo por parte del Gobierno y sus secuaces y, Ā”ay!, en los dos grandes partidos de la derecha que irĆ”n cada uno por su lado en lugar de plantar batalla juntos.
A pesar de que, encuesta tras encuesta, los vaticinios dejen claro que solo se conseguirĆ” echar al social comunismo y a sus socios bilduetarras y separatistas con la suma del PP y VOX, en el debate de esa nación de la que usted me habla la Ćŗnica voz coordinada y sólida que se escucharĆ” serĆ”, triste ironĆa, la de aquellos que la estĆ”n hundiendo. La otra, la real, la del patriotismo bien entendido, se desharĆ” por falta de unidad. Eso, si ademĆ”s no se hunde entre reproches mutuos.
Son cosas de esa nación. De esta. De la de todos. De España.