«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)
María Zaldívar es periodista y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica de Argentina. Autora del libro 'Peronismo demoliciones: sociedad de responsabilidad ilimitada' (Edivern, 2014)

España preocupa

23 de noviembre de 2024

Durante las últimas décadas, España miró con preocupación los vaivenes políticos y económicos que atravesaba la República Argentina, su decadencia progresiva y el desfile de actores políticos de baja calidad y siempre mostró una actitud solidaria para con una población que padecía el deterioro y a la que reconocía históricamente cercana. Ahora que Argentina ha logrado dar vuelta esa página de decadencia a la que estuvo atada por muchos años, mira afligida la situación de la Madre Patria, inmersa en un torbellino de mediocridad y pésimas decisiones políticas, imposibilitada de deshacerse de los peores gobernantes que se le han conocido y de dirigentes que no ejercen con solvencia el rol que implica ser oposición. Sólo VOX se distingue en ese mar de mala gobernanza y complicidades.  

Ambos países comparten una historia común. Tras la colonización de América y, aún después de que Argentina se independizara del dominio español, las dos naciones mantuvieron un vínculo estrecho a nivel cultural y social. En la actualidad, España es uno de los principales socios comerciales de Argentina dentro de la Unión Europea, y muchas empresas de capital español tienen presencia en territorio argentino, sobre todo en sectores como energía, infraestructura y telecomunicaciones.

La cercanía no sólo se expresa en materia cultural y de negocios. Así como Argentina recibió, en otro siglo, muchos españoles que llegaron al continente a empezar una nueva vida, se quedaron, trabajaron duramente, formaron familia y sus descendencias son parte fundamental de la sociedad actual, infinidad de ciudades españolas le han abierto los brazos a miles y miles de argentinos que abandonaron el país en los últimos 20 años, mayormente jóvenes valiosos que se sintieron expulsados por las pésimas condiciones de vida y la falta de expectativas que generaron las sucesivas administraciones peronistas.

España hoy enfrenta una serie de desafíos y oportunidades que reflejan tanto su contexto interno como su posición en Europa y el mundo. En política interna, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se viene enredando en gobiernos de coalición con el exclusivo fin es mantenerse en el ejercicio del poder, lo que ha devastado la calidad institucional y el entramado social, alterado por permanentes enfrentamientos. Cataluña es uno de los enormes conflictos que, lejos de encontrar vías de solución, se ha agravado durante su administración. En economía, los españoles siguen esperando la recuperación post pandemia mientras la inflación y el encarecimiento de la vida golpean los hogares de las clases medias. 

Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno por los últimos seis años, lidera el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Su política se caracteriza por una combinación de lo que las izquierdas denominan «medidas progresistas» en términos sociales y económicos, y una postura sinuosa en cuestiones internacionales y territoriales que se confunde, en muchos casos, con la carencia de escrúpulos. 

Estado de bienestar a fuerza de aumento del gasto público ha sido su medida de administración más aplicada. Durante su mandato, ha impulsado políticas para aumentar el gasto en salud, educación y pensiones; supuestamente el objetivo habría sido reducir las desigualdades y fortalecer el estado de bienestar pero, en la realidad, se han convertido en una pesada mochila para algunos sectores que son quienes sostienen esa enorme erogación sin que se distingan beneficios concretos. 

En 2022, el Gobierno aprobó una reforma laboral que reduce la temporalidad en los contratos y aumenta los derechos laborales. Estas modificaciones, presentadas por Sánchez como uno de los logros más destacados de su mandato, fue un acuerdo con los sindicatos; esa asociación ya la vivió Argentina y sólo produjo trabajadores empobrecidos, sindicalistas ricos y un deterioro sostenido del mercado laboral. 

En línea con sus políticas «progresistas», Sánchez ha propuesto aumentos de impuestos a las grandes empresas y a las rentas más altas para financiar el estado del bienestar; nada que el populismo peronista no haya practicado en la Argentina durante décadas y que desembocó en un empobrecimiento generalizado y la caída de la calidad de vida, desempleo, salarios bajos y una importante merma de inversiones. 

La «transición ecológica y cambio climático» han sido también una bandera de su administración woke; ha impulsado medidas para cumplir fielmente con los objetivos del Acuerdo de París y la transición a una economía verde, el desarrollo de energías renovables y la descarbonización del sector energético. Se puede afirmar que Sánchez es un alumno ejemplar de Bruselas y que la Agenda 2030, ahora el Pacto 2045, es su catecismo. 

La legalización de la eutanasia también le pertenece a la actual administración, ferviente defensora del aborto, la sexualización de los niños y las campañas LGTB que han llegado a intentar otorgar un plano de igualdad al estandarte nacional con la bandera multicolor de esas minorías. 

De este somero repaso de los últimos años del sanchismo se desprende otra consecuencia ingrata: la desconexión de España con sus tradiciones, que ha provocado una pérdida de influencia en América Latina, un activo que las fuerzas conservadoras, esto es Santiago Abascal y su partido en soledad, luchan por rescatar. Más allá de algunas reuniones y los encuentros multilaterales como el de última semana en Brasil, más protocolares que concretas, España se viene aislando de sus raíces, de su propia historia y en ese trayecto, también de sus parientes jóvenes de América. 

Toda esta descripción es lo que hace a Argentina mirar con preocupación el devenir español. Porque sabe por experiencia propia que esas políticas la han sumergido en la pobreza, la incultura y la desinversión durante la larga noche peronista. Las medidas de corte populista, el reparto de dádivas y el aumento de la influencia del estado en la vida de las sociedades no es la línea recta al crecimiento, todo lo contrario. El estado «protector» que reparte discrecionalmente es una enfermedad socialista que no ha dado resultados en ningún lugar del mundo ni en ningún momento de la historia.

Recientemente a Sánchez se le acusa de no haber declarado la emergencia nacional de inmediato cuando sobrevino la tragedia de la DANA y tanto a su partido como al PP se les considera culpables de apoyar leyes ecologistas radicales, de no limpiar cauces, de no construir represas, y de derribar infraestructuras hídricas y defender el estado autonómico, probadamente ineficiente, todas medidas que desembocan en este tipo de desastres. 

Ahora bien. En Italia reaccionó la gente. En Argentina reaccionó la gente. En Estados Unidos reaccionó la gente. En España también será necesario que la gente vea la realidad y decida cambiar, pero cambiar de raíz y eso significa, entre otras cosas, rechazar de plano el populismo de izquierdas del PSOE y sus socios, pero también interpretar que el Partido Popular tampoco es solución de nada porque ha entregado las banderas que históricamente lo impulsaron. Hoy es una fuerza que negocia con Sánchez cuotas de poder y medidas inadmisibles, y cuyos referentes están demostrando una desorientación ideológica grave.

«La única predicción segura es la impredecibilidad», declaró el expresidente del Gobierno español José María Aznar sobre los cuatro años que vendrán con Donald Trump al frente de los Estados Unidos. Y añadió: «Pasa algo muy serio en EEUU si eligen presidente al responsable del intento de un golpe de Estado». Esas inexactas y desafortunadas expresiones indicarían una inequívoca preferencia por el wokismo demócrata, probablemente compartida por el partido que representa. ¿Aznar crítico del triunfo republicano? ¿Aznar? ¿Uno de los próceres del PP? ¿Ese Aznar? ¿Ese PP? Pobre esperanza de cambio encarnan.

Por esas similitudes con el pasado reciente de Argentina es que hoy España preocupa. Es de esperar que el dicho «Nadie experimenta en cabeza ajena» no aplique a los españoles y que sepan mirar la lamentable deriva que el populismo impone, que carcome lo mejor de la sociedad, el impulso creativo, la sana aspiración de progreso y el esfuerzo, y no se conformen con el gatopardismo de hacer que se cambia sin cambiar.

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