«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

España, regeneración y continuidad

7 de octubre de 2013

El próximo sábado celebramos el día de la hispanidad. Es una ocasión para reconocernos como nación y servirnos de la impronta de nuestra historia para iluminar nuestros problemas actuales y mejorar como sociedad. Estrictamente hablando, no hay problemas que sean actuales. Todos están enraizados en procesos gestados años, décadas o incluso siglos atrás. Por eso las pretensiones de borrar todo resto de nuestra historia para reconstruir el país desde cero, además de ilusorias y totalitarias, han resultado en España en un fracaso de enormes proporciones, aún de vivo recuerdo.

 

No se puede, en consecuencia, mirar al presente sin hacerlo al pasado. Y cabe pensar que del ejercicio de ambas miradas, desde el conocimiento y la honradez intelectual, pueda surgir una verdadera regeneración del país, un esfuerzo por reconocernos todos en lo mejor de nuestra historia, y también en lo peor, para evitar viejos errores y encontrar en lo más glorioso de nuestro pasado una inspiración para salvar las actuales dificultades y para iniciar nuevas empresas. La aventura americana de España, que también se recordará el próximo día 12, es una fuente permanente para llevar a cabo ese ejercicio que va de la indagación a la crítica, al conocimiento de quiénes somos, y a la mejora del país. Por eso le hemos querido dar hoy un especial protagonismo.

 

Por desgracia, el debate público, como muchos otros ámbitos propios de una sociedad, está contaminado por la política. Un año más, los nacionalismos excluyentes, que combinan la mentira histórica con las reivindicaciones más egoístas y menos nobles, y que habla con un lenguaje de división y enfrentamiento que no cabe entre regiones de España, vuelven a amenazar la convivencia. Si son capaces de convertir a un héroe catalán que hablaba en nombre de España en un protolíder nacionalista, es que no conocen barrera moral o intelectual en su empeño.

 

La mentira, con todo, tiene un antídoto muy poderoso, y es esa verdad que se tergiversa y oculta, y que con el mismo empeño, sino más, debemos buscar y reflejar con toda la naturalidad. Una verdad que habla de una unidad forjada desde la época romana, y forjada en varios envites de la historia, como la época visigoda, la conquista islámica, y la reconquista hecha en nombre de la cristiandad, pero también de la continuidad histórica de Hispania, que culminó en los Reyes Católicos. A partir de ellos, con una permanencia a prueba de los caprichos y conflictos de la historia, España ha mantenido su unidad, dentro de la diversidad propia de un país con una historia tan densa. Otro antídoto es el deseo abrumadoramente mayoritario de los españoles de seguir siéndolo, y de no crear zanjas donde lo que hay son lazos.

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