Una crisis de esperanza alimentada por una crisis de identidad personal y comunitaria, materializada y reflejada en los datos que hace pĆŗblicos el INE cada aƱo en relación a que el suicidio sigue siendo la primera causa externa de muerte en EspaƱa, con 3.910 fallecidos en 2014, casi once al dĆa, duplicando a los muertos por accidente de trĆ”fico.
Estos datos forman parte de la encuesta Ā«Defunciones segĆŗn la causa de muerteĀ» que elabora el Instituto Nacional de EstadĆstica (INE) .
Según los últimos datos cada año se suicidan 4.000 personas en España.
El suicidio, mÔs allÔ de causas económicas
El pensamiento imperante tiende a interpretar todo desde el punto de vista material, de tal manera los suicidios serĆan a causa de la crisis económica o los recortes.
Objetivamente lo anterior es falso, los suicidios entre las clases medias y adineradas tienen una tasa mucho mĆ”s alta que entre las clases mĆ”s bajas. De hecho el suicidio es una patologĆa propia de las sociedades modernas, industrializadas y urbanas, los paĆses en desarrollo tienen tasas bajĆsimas de suicidios, al igual que las sociedades mĆ”s rurales donde los vĆnculos comunitarios estĆ”n menos daƱados.
Según el doctor Ricardo Rozados los hombres o las mujeres tienden mÔs a quitarse la vida cuando piensan esencialmente en sà mismos, cuando impera el individualismo, cuando no estÔn integrados en un grupo social o comunitario, cuando la autoridad del grupo y la fuerza de las obligaciones impuestas por un medio estrecho y fuerte no reduce los deseos que los animan a la medida compatible con el destino humano. La tendencia al suicidio es habitual en aquella persona que permanece sola y no quiere saber nada de la sociedad; estÔ en la soledad, mÔs no le agrada, pero sigue solo (o sola), en otras palabras, le afecta y le duele estar solo, mas no cambia su situación, por tal razón desea morir.
En las sociedades modernas, la existencia social ya no estÔ regulada por la costumbre, existe un desorden social; los individuos compiten permanentemente unos con otros, esperan mucho de la existencia y les piden mucho, y por lo tanto estÔn acechados perpetuamente por el sufrimiento que se origina en la desproporción entre sus aspiraciones y satisfacciones.
SegĆŗn el doctor Rozados los indicadores de tendencia al suicidio en una sociedad serĆan:
La percepción de que los lĆderes de la comunidad son indiferentes a las necesidades de la población. La sensación de que no se puede lograr nada, en una sociedad imprevisible y carente de orden. La idea de que los objetivos que se han fijado, se alejan en lugar de realizarse. Sensación de futilidad, de que todo esfuerzo es vano. Percepción de que no se cuenta con nadie y con ningĆŗn tipo de apoyo.
El sociólogo Robert Morrison Mciver definió el estado personal propenso al suicidio como anomia, «como un estado de Ônimo, en el que estÔ roto o mortalmente debilitado el sentido de cohesión social, que es uno de los principales resortes de la moral del individuo».
Mciver da una connotación psicológica a ese estado y Ā«serĆa el estado de Ć”nimo del individuo, cuyas raĆces morales se han roto, que ya no tiene normas sino impulsos desconectados, sin ningĆŗn deseo de continuidad de grupo, ni de obligación. El individuo anómico, se ha hecho espiritualmente estĆ©ril, solo responsable ante sĆ mismo. No le interesan los valores de otros individuos. No tiene sentido comunitario alguno. Su Ćŗnica fe es la negación. Vive en la frontera de ningĆŗn pasado y ningĆŗn futuroĀ».
Problema del que nadie habla
La crisis de valores que vive nuestra sociedad se ve claramente en estos datos escalofriantes de suicidios. A pesar de lo evidente del problema, como en el caso de la crisis demogrĆ”fica, los medios de comunicación y nuestros polĆticos se centran en frivolidades, nadie considera la posibilidad de pararse y reflexionar hacia dónde va nuestra sociedad.
Creo que un importante remedio para esta sociedad, serĆa el reconocimiento de un bien comĆŗn por encima del interĆ©s individual, una sociedad donde tenga mĆ”s importancia el ser que el tener, una sociedad del bien-ser mĆ”s que una sociedad de bienestar. Recobrar los lazos comunitarios que empiezan por la familia, recuperar la esperanza en nosotros mismos, en nuestra identidad.
El suicidio es la ausencia de esperanza y sin esperanza una sociedad no tiene futuro.