«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

Biografía

Barcelona 1959. Escritor y periodista. Su último libro publicado es “PSC: Historia de una traición” (Deusto, 2020). Premio Ciutat de Barcelona año 2000 en Radio y Televisión.

¿Existe un catalanismo constitucionalista?

21 de septiembre de 2022

Muchas son las dudas que despierta Núñez Feijoo cuando se refiere a Cataluña. Las mismas que suscita su gestión al frente de la Xunta de Galicia en el ámbito lingüístico. Dice el presidente del PP que hay que apoyar al catalanismo constitucionalista, viene a Barcelona, se reúne con algunos empresarios titubeantes, no asiste a la manifestación en favor de la enseñanza bilingüe en Cataluña, en fin, mantiene esa ambigüedad que sigue al Aznar que hablaba catalán en la intimidad o la del Rajoy que se fiaba de Artur Mas y ordenaba votarle sus presupuestos en el parlamento.

Catalanismo y constitucionalismo han demostrado ser incompatibles. Satisfacer sus ansias, las separatistas, solo que barnizadas con apariencia dialogante, ha sido imposible. Estatuto, inmersión lingüística, vista gorda con la corrupción, permisividad con el ataque a España a través de sus símbolos, léase la enseña nacional, la imagen del Rey, las Fuerzas Armadas o la Policía. Añadamos los indultos, la eliminación sistemática de instrumentos de los que disponía el estado como la reducción de Guardia Civil y Policía Nacional o de cuerpos como la Inspección General del Estado para Enseñanza. ¿Ha satisfecho eso a los separatistas? Al contrario, los ha reforzado en su delirio monomaníaco al saberse impunes. Porque el nacionalismo no tiene límites. Necesita, además, tener un enemigo y por eso jamás se sentirá satisfecho mientras exista España.

El PP ha comprado la tesis que en su día también compró Felipe González: Cataluña es lo que dicen los nacionalistas que es y no se hable más

Feijoo no puede ignorar esto. Así pues, ¿de dónde viene ese deseo de congraciarse con una parte de la sociedad catalana que jamás le votará por considerarlo español? ¿Por qué prefiere dejar huérfanos a quienes sí le votarían si sus posturas frente al terrible drama que existe en Cataluña fueran serias, fuertes, amparadas en la ley y en la igualdad entre todos los españoles? Pues porque el PP ha comprado la tesis que en su día también compró Felipe González: Cataluña es lo que dicen los nacionalistas que es y no se hable más. El modelo que defienden ni es constitucional ni siquiera sociológicamente correcto, pero lo han asumido como propio. Que la ministra Llop se haga un lío hablando de catalanes que están en España y no se sabe muy bien quienes que viven en Cataluña, dando por hecho que una cosa es ser catalán y otra español, es casi admisible dada la escasísima calidad intelectual del Gobierno. Que Feijoo hable del catalanismo constitucionalista es mucho más descorazonador. Porque lo dice por quedar bien, por parecer buen chico, por no asustar a los lazis.

Que la cobardía de los grandes partidos tradicionales, PSOE y PP, sea constante desde siempre es desesperante cuando se mira desde Cataluña. Ahora bien, como la que han mantenido las elites catalanas, los grandes empresarios, los intelectuales, los artistas, los periodistas y todos los que podrían haber puesto pie en pared es infinitamente mayor, no cabe el reproche. Estamos como estamos por puro miedo egoísta. Son, somos, cobardes. Terrible.

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