«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La gota que colma el vaso

24 de septiembre de 2014

Llegó, abrió la crisis y la cerró. Mariano Rajoy. El sustituto de Alberto Ruiz-Gallardón, Secretario de Estado de Justicia cuando los atentados del 11 de marzo, es un competente tecnócrata, a decir de quienes le conocen. Es el suyo un nombramiento apropiado para un gobierno en donde la política, sencillamente, ni está ni se la espera.  Un gobierno socialdemócrata y gris que sustituye los principios por el recuento de votos la noche electoral, los derechos por los números y la moral por encuestas de opinión.  Cocinadas, encima. Un gobierno del consenso político, tan incompatible como es éste con la libertad. Y, por ende, con la democracia, que exige división de poderes y representación. Ni lo uno, ni lo otro.

De ahí que la postura que el PP lleva defendiendo décadas en defensa del derecho a vivir, como anoche le recordaban los votantes del PP que cercaban Génova 13 [cosas veredes], pueda volatilizarse si el gurú demoscópico, con intereses en la causa, que no por algo su señora vota vez sí y vez no a favor de la cultura de la muerte (¡Manolooooooo!), así lo recomienda. Claro que, los tiempos cambian y puede que algunos no hayan cambiado con ellos. Si no, que se lo digan a los nativos digitales, que pasan del PP y del PSOE.  Volviendo a la cuestión, no son pocos quienes creen que el enésimo cumplimiento electoral del Partido Popular, quien llevó ante el Tribunal Constitucional la misma ley que ahora no deroga, podría ser la gota que colmara el vaso de la paciencia de la derecha sociológica. Una gota que podría causar todo un maremoto, como, en la acera de enfrente, le ha sucedido con Podemos al otro gran partido del consenso. Depende de que aparezca una alternativa con principios firmes y moderna.

Por cierto, no seré yo quien llore por la marcha del que ha dejado Madrid arruinada, de ese pésimo gestor tan querido por la oligarquía mediática, responsable de liquidar lo poquito que quedaba de independencia judicial, que ayer, entre la desautorización de Rajoy y la que con respecto a las tasas podría avecinarse desde el Tribunal Constitucional, es lo que tienen las rabietas, anunciaba no sólo su dimisión como ministro, sino también como diputado y dirigente de un PP en horas bajas. Volverá. Ya lo verán.

Y mientras eso sucede, ayer, hoy y mañana, a otras 302 criaturas se les negará el derecho a nacer. Se lo niega el consenso.

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