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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Grecia, los griegos y la solidaridad

26 de junio de 2015

Siempre ha sido muy difícil por no decir imposible deslindar adecuadamente las esferas de vigencia de las leyes dentro de un marco geográfico internacional.  Las leyes  vigentes responden a unos principios que en mayor o menor medida son aceptados por todos los miembros de ese conjunto social que hoy día se corresponden, a groso modo, con las fronteras nacionales de cada territorio soberano. La aplicación de un determinado principio o sistema de reparto de la renta entre los miembros de una colectividad viene dada por la aceptación dentro de esa comunidad de ese modelo de generación y distribución de la riqueza y no es extensible dadas los límites de soberanía de cada estado respectivo. Ese acuerdo colectivo es más o menos fruto de la historia de cada pueblo, alcanzado  a través de acuerdos tras conflictos, violentos y pacíficos, a lo largo de muchos años.

Resumiendo: cuando un ciudadano es obligado legalmente a proporcionarle a otro unos recursos para que mantenga un nivel de existencia superior al que podría obtener por sus propios medios,  ha de ser en función de unas leyes y sobre todo a unos principios de solidaridad aceptados por ese colectivo. Para que tal sistema sea aceptado se ha de justificar en función, no solo de la conveniencia para que impere la paz social, sino que ha de proporcionar un sistema de control de esos gastos que impida que se abuse de la buena fe del resto de la ciudadanía. Esto en mayor o menor medida se consigue dentro de las estructuras de cada estado nacional que componen la UE, pero como esta unión todavía no es tal y cada estado conserva su soberanía en materias importantes, permite que los votantes griegos elijan un gobierno como el de Xyriza, una elección que  produce un conflicto inmediato entre los principios de la soberanía nacional democrática griega y las normas de la Unión Europea.

Lo que el pueblo griego quiere no es que se le perdone la deuda, que prácticamente lo han conseguido, sino que se les mantenga el nivel de vida por ellos escogido a pesar de que para ello, los demás tengan que sufragar sus gastos. En realidad como si fueran un grupo económicamente desfavorecido dentro de uno de los países ricos de la Unión. Esto es imposible mientras subsistan las soberanías nacionales, y no haya una Unión efectiva europea como podría ser la de EE.UU.     Por tanto  los griegos deberían ser responsables de los gobiernos y las políticas que tales gobiernos elijen y de todas sus consecuencias.

A la larga la realidad debe imponerse: Si estos votantes cuando acudan al banco, ven que no disponen de su dinero, pronto pondrán al actual gobierno en la picota y vendrá un equipo más realista. No entiendo que se le siga proporcionando una línea de liquidez a través del BCE para que sigan sacando billetes a espuertas de los bancos. Llevan transferidos, para que sigan abiertos los bancos, una cantidad cinco veces mayor que  la cifra del crédito pendiente y al fin y al cabo, pagarán lo que deben con el mismo dinero que les prestamos…Es absurdo. En realidad el que no le paguen al FMI al ciudadano de la calle no le afecta directamente, el cierre de cajeros sí, y en una democracia basada en el sufragio universal esa es la única herramienta para deponer a un equipo de demagogos.

No acabo de entender las razones que impiden que se proceda a dar una lección de realismo, que además vendría muy bien para inyectar una dosis de sensatez al resto de votantes de la UE. No sea  que dentro de un tiempo no tengamos el mismo problema corregido y aumentado en otros países de la Unión.

 

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