«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

Habe mehr Laster als einen Knüppel

17 de mayo de 2024

Se relaciona Internet con los bulos y las fake news, pero están en los viejos medios. Lo que caracteriza a las redes sociales es la crudeza de sus vídeos.

Del último ha costado un poco reponerse: un político alemán lamiendo con cara de lascivia los urinarios de una estación. Bien es verdad que no eran urinarios españoles, que aquí querría yo ver al político alemán, sino urinarios y retretes de allí, que lucen —no puede extrañarnos— como los chorros del oro.

Cuando cogió la escobilla y comenzó a lamerla como si fuera un cornetto la cosa se puso terrible. Me dio el día, que luego remató el espectáculo callejero, mucho más común, de un hombre intentando recoger las abundantísimas aunque inconsistentes heces de su perro. Me hizo pensar en la definición que alguien dio de la cara de Auden: una tarta aplastada en la lluvia.

Volviendo al político alemán, hay que matizar que su partido no era de izquierdas sino de centro, y con esto no quiero acusar a nadie, solo precisar.

Tampoco creo que debamos convocar a Occidente en esta cuestión. Occidente no puede estar envuelto en todo. Dejemos a Occidente un rato. 

Si define algo será a Alemania. Era alemán. No se llamaba Uri (n)Ario, pero era de allí, porque los alemanes han tenido siempre mucho vicio. La expresión «tener más vicio que una garrota» en alemán creo que es «Habe mehr Laster als einen Knüppel». Pues eso. Tienen mucho que reprimir y lo normal sería que su imaginario sexual estuviera lleno de fetiches. En cierto modo, se han convertido en el país más sumiso, una sumisión regocijada, orgullosa, incluso arrogante, un poco como la del vídeo.

Como estamos entre liberales, no podemos estar en contra de que alguien, si quiere, lama los urinarios públicos por la parte de dentro con cara de estar comiéndose un pepito de ternera, el problema es grabarlo. Corre mucho riesgo él, pero también los demás.

¿Cómo se le ocurrió a este hombre enviar ese vídeo? Después de algo así, habría que matar a la persona que lo recibiera. «Te lo envío, picarón, pero luego… luego tendré que acabar contigo». Que nadie se asuste: sin salir del marco del liberalismo contractual. Porque fue otro alemán, no hace mucho, el que se comió a un amante o más bien devorante con el que había acordado dar rienda suelta a la fantasía de comer y ser comido.

Hay que actuar en la  vida como si nos fuéramos a presentar a presidente de los Estados Unidos de América. Cualquier acto digital volverá de la «papelera» a por nosotros.

Siento lástima por el político alemán. ¿Cómo será salir a la calle después de algo así? ¿Qué se dice en casa? Pero si lo pensamos, no solo cambia todo para él. Todos los demás se ven afectados. Todo el entorno de ese señor, todo el país, ya ha cambiado, ha debido adaptarse para afrontar el día siguiente. «No pasa nada, Uri, eres libre, no te juzgo…». Alemania se ha tenido que despertar y hacer como si nada hubiera pasado ¡son buenos en eso!

El efecto del vídeo no acaba aquí. Por mucho asco que nos produzca, es inevitable que una parte del cerebro, durante una milésima de segundo, durante un 0’000000001 de segundo, se pregunte, imagine, trate de concebir qué se sentirá ante esa escobilla… No la peor parte del cerebro, no la más oscura. La parte más científica. Lo que haya pasado en nosotros durante fracciones de segundo, durante femtosegundos (milbillonésima parte de un segundo) no es responsabilidad nuestra sino de esas inolvidables imágenes.

Así que el político alemán Uri (n)Ario nos ha podido hacer mucho daño y nos obliga a asumir una ley universal: todo lo que alguien graba en un móvil adquiere ipso facto una relevancia para la humanidad en su conjunto.

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