«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Hispanofobia en la prensa catalana

18 de enero de 2025

Modestamente quiero pedir una amnistía para Luis Rubiales, el expresidente de la Federación Española de Fútbol. A mí me cae fatal. Todavía recuerdo aquella imagen suya de rascándose los genitales en la final de la Copa del Mundo femenino de Australia. Con la reina al lado. Luego vino el famoso ‘pico’ con Jenni Hermoso. También me pareció de mal gusto. Pero recuerdo el vídeo de la propia futbolista que circuló luego por las redes. Una compañera de equipo le preguntaba en el avión: «¿Qué le has dicho?». Y la jugadora respondía: «Pues vale». O sea que hasta preguntó. Y la otra dio su consentimiento.

El caso, como se sabe, ha acabado en la Audiencia Nacional. Entre otras razones por que el ‘pico’ en cuestión fue cometido en el extranjero. Pero cuesta de creer que un beso en los labios termine en un órgano judicial que juzga a terroristas y narcotraficantes. A Rubiales, por cierto, se le situaba en las cercanías del PSOE

En tierras catalanas tenemos ahora nuestro propio Rubiales. El humorista Quim Morales. La colega Anna Polo reveló hace unos días que cuando era becaria del programa sufrió una «agresión sexual». Entonces empezaba en «La segona hora de Rac1», un programa de humor en la cadena del conde de Godó. Tenía 24 años.

Explicó en un podcast del digital Crític, considerado próximo a los Comunes, que en abril del 2015, tras una cena de todo el equipo, se ofreció a llevarla en coche. «Se me tiró encima y me dio un beso», reveló. Entonces no dijo nada por temor a perder el trabajo. Incluso cuando terminó sus prácticas, lo hizo colgó elogios en X. Ha recibido críticas por decirlo ahora. Casi diez años después.

El propio Quim Morales ha admitido los hechos. Y se ha cancelado una obra suya que tenía que estrenarse en el Teatro Victoria de Barcelona. Lo bueno ha sido la reacción de la mayor parte de la prensa catalana. Algunos sí que han titulado por las acusaciones. Pero la mayoría por las reacciones. TV3, por ejemplo, hizo una pieza en su informativo noche del pasado día 10 aunque sin citar siquiera el nombre del acusado. Y, al día siguiente, el Ara —próximo a ERC— titulaba: «Periodistas catalanes denuncian agresiones sexuales dentro de la profesión». Tampoco sin mencionar a Quim Morales en el título o en el subtítulo.

Uno de los que ha vuelto a la palestra ha sido el diputado de Junts Francesc de Dalmases, íntimo de Laura Borràs, que ya fue acusado en su día a abroncar a una periodista de TV3 por una entrevista a la entonces presidenta del Parlament. Mientras que otra acusaba a un «político catalán que ha hecho carrera en el Congreso». «Desde su partido querían que hiciese algún vídeo divertido para una campaña con él», continuaba. «Quedamos pasadas las elecciones y empezó a insinuarse. Le dije que no. Desde entonces, él y su partido me declararon la guerra sucia», añadió.

Yo, la verdad, no sé si Quim Morales es independentista o no. Francamente me da igual con tal de que haga buen humor. Cosa difícil en la Cataluña actual. La mayor parte se han dedicado a insultar a España. Pero lo hacían con la excusa de hacer reír a la gente o la libertad de expresión. Con estos parámetros han proliferado el «Puta España» de estrellas de la cadena —como Jair Domínguez— o en programas de Catalunya Ràdio. En directo o a través de las redes. No en vano, la hispanofobia ha sido una de las bases del proceso. Recuerdo que, con el caso de La Manada, La Vanguardia publicó sus fotos con nombres y apellidos después de que un juez denegara su ingreso en prisión porque la sentencia no era firme. Sólo les faltó poner un cartelito con la inscripción «Se busca: vivo o muerto», como en las películas del Oeste.

Se trasladaba un poco el mensaje de que todos los españoles eran unos bárbaros o unos depredadores sexuales. Luego aparecieron más manadas en localidades catalanas como Molins de Rei o Castelldefels. Incluso también otras, por qué no decirlo, otras de magrebíes. Pero recuerdo que cuando trascendió la de Molins de Rei los del diario El Punt-Avui, independentista a tope, también titularon por la reacción, no por los hechos. Es que eran catalanes.

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