El castrismo necesita de lo que sea para poder sobrevivir. Por encima de todo hoy, en la actualidad, en que viven la peor de sus etapas, la que Guillermo Cabrera Infante muy sabiamente llamaba los coletazos de la serpiente al final del inmoral y mortal juego. El Hotel Saratoga en La Habana explotó y casi se desintegró, y con esa estrepitosa desintegración se llevó en la golilla a un edificio aledaño, vidas, y numerosos heridos. Mi pésame para las familias de las víctimas; no debió haber ocurrido, pero el incidente, que yo no llamaría “accidente”, sucedió en un país donde el más mínimo detalle en los hoteles para el turismo está férreamente controlado, al máximo.
De modo que, según la versión del régimen la explosión se debió a un problema con un salidero de gas. Sin embargo, numerosos tuiteros afirman que el gas llega a ese hotel por tuberías, que no hacía falta una bala de gas, como se ha manifestado… Además, se notó salir ileso al supuesto camión que alimentaba el gas en el hotel; salir ileso, reitero, sin un trastazo ni una abolladura. El cocinero que cuenta lo que vio, como no sea que lo cuente desde el más allá, también se salvó, y sin siquiera un mínimo rasguño… Supuestamente el hotel se hallaba vacío, aunque dicen ahora que hay más de treinta heridos, una veintena de muertos y hasta una larga lista de desaparecidos, gente que se encontraban el hotel, incluida una española, que no sabemos si era turista o qué…
Cualquier cosa pudo haber pasado, menos un «accidente» como el que nos quieren vender las autoridades castristas. Todo menos otra guayaba (mentira).
El castrismo necesita como sea un inventico de los suyos para que les tomen lástima y usar otra vez el método de las donaciones millonarias
Para nadie es nuevo que Fidel Castro fue el pionero en inventarse casos de espionaje contra su persona, autoatentados, y explosiones… las explosiones siempre han estado en el origen de los cambios en el país… “¡La Pipa del Gas! ¡El mismo negro analfabeto del mocho de tabaco encendido del polvorín del Maine! ¡La India de la Fuente se cagó!” Me comenta un amigo desde México. Razón lleva.
“Una reedición de La Coubre, que fue una reedición de El Encanto, que fue una reedición del Maine…” Recuerda otro amigo desde la capital estadounidense. Así ha sido hasta ahora, y seguirán siendo. Mentira sobre mentira. Una guayaba tras otra que el pueblo ya no se traga tan gustoso.
Raúl Castro estará muriéndose, pienso, y necesitan sucesos para tapar la “cosa”. Porque en Cuba “cada cosa tiene su cosa”.
El verdadero incidente sería que la explosión al parecer tuvo su origen entre el segundo y el tercer piso del hotel, y no como lo cuenta el Departamento de Seguridad del Estado. Porque un estallido de gas licuado o de gas siempre supone fuego, y allí no lo hubo. Y que el número de víctimas resulta como mínimo inquietante en un hotel que según declaraciones se hallaba vacío en el momento en el que se le suministraba gas para la cocina (¿para cocinarle a los fantasmas?), en el que una manguera (subrayó el cocinero) presentó una rajadura, y de ahí el bombazo (sólo uso una metáfora).
Aunque el verdadero incidente es que el castrismo necesita como sea un inventico de los suyos para que les tomen lástima y usar otra vez el método de las donaciones millonarias o de la agresión yanqui desde el exilio “mafioso”, como si ellos no fueran más mafiosos, y como si a ellos y a toda su parentela no les encantara viajar y hasta quedarse a vivir y a promover negocios desde ese mismo exilio miamense “mafioso” o no.
La vileza de esta tiranía es que creará las ediciones de Saratogas que hagan falta para seguir enriqueciéndose con el turismo
Pues sí. Enseguida apareció el títere Miguel Díaz-Canel a exigir donaciones de sangre. Hasta el otro día estuvieron vendiendo y revendiendo la sangre que le extraen a los donantes y a los presos políticos, no es de extrañar que no tengan capacidad de donaciones en los hospitales para los 30 o más heridos. Claro, el pueblo carnero, que ni se alimenta bien desde el machadato y el batistato, que ni comida tienen, lo toman como una orden y allá van corriendo a hacer colas para donar el agua teñida de Timerosal con azúcar que tendrán como sangre; hasta la “oposición” amarillenta se puso en función de la demanda de la tiranía de pedir sangre a la población. Porque esa tiranía ha sido toda su vida no solo vampiresca, además son necrófilos, sobre todo en relación de los muertos a los que en vida expulsaron de Cuba, y luego usan en su beneficio, como es el caso de escritores y artistas fallecidos en el exilio y de los que hasta hace poco vituperaban, y que ahora nombran en la actual Feria del Libro en Buenos Aires, dedicada a La Habana; como resultado los escritores muertos exiliados ahora resultan ser más revolucionarios que los vivos muertos en vida del castrismo. No se puede ser más vil.
La vileza de esa tiranía llega a tal dimensión que no duden ustedes que esa explosión haya sido provocada por sus esbirros para conseguir tumbar un hotel y los edificios aledaños y de tal modo reconstruir con mayor cantidad de hoteles, eliminar los inmuebles que les molestaban a su alrededor y crear otro complejo turístico llamado Saratoga I y II y las ediciones de Saratogas que hagan falta para seguir enriqueciéndose con el turismo. Y, siempre vencedores frente a la comeduría de caca frita del cubano.
Lo decía el mejor detective del mundo, Sherlock Holmes: “No hay nada más engañoso que un hecho evidente”. Y añadía: “El mundo está lleno de cosas obvias, que nadie por casualidad alguna vez observa”. Esto último sin leer mucho, también lo sabe el castrismo, porque el comunismo se ha servido muy bien de ello a lo largo de su repetida y larguísima historia de crímenes y autolesiones.