«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
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Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.
Iván Vélez (Cuenca, España, 1972). Arquitecto e investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Autor, entre otros, de los libros: Sobre la Leyenda Negra, El mito de Cortés, La conquista de México, Nuestro hombre en la CIA y Torquemada. El gran inquisidor. Además de publicar artículos en la prensa española y en revistas especializadas, ha participado en congresos de Filosofía e Historia.

Humo estival

8 de agosto de 2022

Un cartel, encargado por el Ministerio de Igualdad, en el cual aparecía un conjunto de cuerpos «no normativizados», es decir, no apolíneos, ha constituido la mayor alteración mediática de la habitual quietud estival. La faena de aliño photoshopera ha dejado un rastro de polémica e incluso una leve tormenta woke, después de que uno de los cuerpos empleados en el collage feminista, concretamente el de la británica Nyome Nicholas-Williams, que acusó al Ministerio de racismo, se revolviera contra una composición de la cual, como si de una reedición del milagro del cojo de Calanda se tratara, se eliminó una pierna ortopédica en favor de una de carne y hueso. El polémico cartel trataba, al parecer, de facilitar que las gordas, curvis en la jerga cosmopaleta dominante, accedieran, alegres y despreocupadas, a las playas, hecho que siempre se ha producido, incluso antes de la llegada al Ministerio de la pareja de Iglesias Turrión, hoy convenientemente colocado en las tertulias desde las que se administra el pasto ideológico de esos poderes que tanto critica últimamente su beneficiario Pedro Sánchez.

La cortina de humo cartelística tuvo su continuidad en la nada original ocurrencia sanchesca de prescindir de la corbata, antesala de las imposiciones térmicas que desde su Gobierno se tratan de imponer a diversos sectores productivos. De los 27º C anunciados se pasó a los más llevaderos 25. Tiempo habrá de volver a recalcular, en función de las exigencias de los socios de gobierno, los ahora lejanos 19 a los que se pretende someter a los españoles durante un invierno que se ve más lejano que nunca a tenor de las pésimas expectativas económicas que ya se adivinan por el horizonte.

Este tiempo televisivo ha girado recientemente. Ya no se habla de sequía, pertinaz o no, sino de efectos del cambio climático capaces de explicarlo todo

Humo y más humo, mediático, pero también procedente de los numerosos incendios que asolan España y que protagonizan, junto a las cada vez más prolongadas apariciones del hombre o la mujer del tiempo expuesto a abrasivos mapas, los informativos televisivos. Que en los últimos años la información referida al «tiempo» ha crecido, es un hecho que no admite discusión. Sin embargo, este tiempo televisivo ha girado recientemente. Ya no se habla de sequía, pertinaz o no, sino de efectos del cambio climático capaces de explicarlo todo. La figura del pirómano palidece ante otra de una escala global a la que contribuimos todos de forma culpable. De este modo, cualquier fuego queda vinculado a un fenómeno de escala planetaria, sin que se quiera advertir que en España el monte, un espacio antrópico construido durante siglos gracias a la acción humana, hoy apenas es pisado por punitivos agentes medioambientales o turistas de fin de semana cuya respetuosa huella es incapaz de ofrecer los desbrozadores efectos de la ganadería extensiva. 

Y mientras la boscosa España arde, el humo que golpea las conciencias más verdes favorece la ocultación de una serie de noticias

Y mientras la boscosa España arde, el humo que golpea las conciencias más verdes favorece la ocultación de una serie de noticias, por ejemplo, la prohibición de la escolarización en español o el constante traslado de presos etarras a cárceles cercanas a sus domicilios, incómodas para el mantenimiento del orden político hoy administrado por el PSOE, que el PP pretende heredar para, según dice, gestionar las cosas de una economía que, forzosamente, es política. 

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