«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Juan Carlos Monedero y la politología tóxica

13 de octubre de 2020

Emilio Daniel Villarreal inicia una serie de piezas breves sobre Podemos, la formación que conforma hoy el Gobierno de España, basadas en sus fundadores, motivaciones y trayectorias, y en sus vínculos profundos con los regímenes comunistas bolivarianos. 

Siempre que leo los “sesudos” análisis de distinguidos politólogos españoles (sirva como ejemplo, en este caso, el libro Los orígenes latino-americanos de Podemos) me pregunto cuál es el lugar que Juan Carlos Monedero ocupa en esa constelación de profesores e investigadores precarios que fundaron Podemos.

Hagamos un repaso a su trayectoria: Monedero, a pesar de que declare lo contrario y tal y como reconoció en una entrevista en el programa Otra vuelta de Tuerka, es discípulo de Ramón Cotarelo. El ahora catedrático emérito de Ciencia Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), se ha convertido en uno de los más firmes defensores de Carles Puigdemont y en un verdadero apologeta del separatismo catalán (todo “muy científico”, como les gusta a los politólogos de nuestro tiempo).

Monedero, en una línea mucho más radical que la de su maestro (quien, recordémoslo, colaboró activamente con la Fundación Sistema y publicó numerosos libros al socaire de instituciones afines al Partido Socialista Obrero Español), sufrió en sus propias carnes y en su etapa como doctorando en la República Democrática Alemana, la crisis de la izquierda radical europea ante el fracaso del “proyecto emancipatorio” (tornado en tiránico) que representaba el socialismo real de la URSS y países satélites.

Tras años a la deriva (y siempre vinculado a diferentes partidos políticos) Monedero encontró el paraíso perdido en la Venezuela bolivariana e hizo de Hugo Chávez Frías, su Jesucristo particular. El profesor madrileño era, con diferencia, el que mejor posición ocupaba en la escala universitaria de entre todos los fundadores de Podemos y simboliza una de las principales taras de nuestra academia politológica: aquella que es incapaz de tolerar la pluralidad ideológica de la sociedad y que convierte sus objetos de estudio en cruzadas en defensa de una ideología.

Monedero, como también hacen desde otras ideologías y perspectivas analíticas los Pablo Simón, Lluís Orriols y demás politólogos mediáticos, evidencia una concepción de la academia como “espacio militante”, es decir, un lugar en el que los alumnos reciben su dosis semanal de doctrina partidista recubierta de una falsa fachada de “pensamiento crítico o científico”.

Por todo ello, querido lector, mi principal objetivo será mostrarte que, más allá de sus infranqueables y opacos muros, la universidad es una institución donde las luchas ideológicas están a la orden del día y, en el caso español, donde la batalla de la libertad y el respeto a la pluralidad está perdida de antemano.

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