«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.
Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

La cadena del conde cumple años

7 de mayo de 2025

Estamos de enhorabuena. La cadena de Javier Godó cumple 25 años en antena. La empresa lo celebró el pasado domingo con un suplemento especial en La Vanguardia. No me extraña. A estas alturas, la empresa debe aguantar las cuentas del resto del grupo. La Vanguardia, si no fuera por las subvenciones, debe ser deficitaria. Y en el 2021 ya vendió su televisión, 8TV. Un intento —aunque modesto— de competir con TV3.

Pese a que para la consolidación de Rac1 habría que darle las gracias también a Jordi Pujol. Fue durante su último mandato cuando se otorgaron las frecuencias. Para ello, antes no renovó las licencias de la COPE. Ahí, en materia de radio, empezó todo. O dicho con otras palabras… ahí se jodió la radio catalana. Porque los oyentes de Federico Jiménez Losantos, entonces en la cadena de los obispos, también eran catalanes.

Hay que decir que el propio Pujol dice en el primer volumen de sus memorias (2007) que «si alguna he convenido apoyar a La Vanguardia, y he podido, lo he hecho». Supongo a causa de remordimientos por el caso Galinsoga cuando, en pleno franquismo, iba quemando ejemplares de este diario por lo que supuestamente había dicho el director de entonces. La afirmación debe ser extensible al resto de la compañía. En efecto, repartió las frecuencias entre dos aspirantes: Ona Catalana, que tenía que ser la Catalunya Ràdio privada si los convergentes perdían las próximas elecciones, y Rac1.

Ona Catalana acabó desapareciendo —tiraron la casa por la ventana— mientras que la cadena del conde se fue consolidando con una fórmula ágil y urbana. Hecha, en parte, por periodistas desencantados de la radio pública como Jordi Basté o Toni Clapés tras la irrupción del tripartito en Catalunya Ràdio. Luego —por si fuera poco— los sucesivos gobiernos de CiU fueron ampliando su cobertura territorial.

En fin, me alegro como periodista que muchos colegas tengan trabajo. Y que se haya consolidado una cadena privada de radio. Aunque no ha redundado precisamente en la pluralidad.

Basta recordar que su director entre el 2012 y el 2017, Eduard Pujol, acabó de portavoz de Junts. Y ahora —un poco relegado— lo tienen en el Senado tras su paso por el Congreso. Pasó en 24 horas de director de la cadena del conde de Godó a dirigente del partido de Puigdemont. Esa era la neutralidad. Y no voy a contarles lo que decía sobre España en su faceta de diputado autonómico para no herir su sensibilidad. En una ocasión en la que criticaba al Rey le pregunté en rueda de prensa si cuando trabajaba en Rac1 decía lo mismo porque, además, el dueño es Grande de España.

Durante el proceso Rac1 y Catalunya Ràdio fueron las puntas de lanza radiofónicas, mientras que TV3 lo era a nivel televisivo. Recuerdo que un alto directivo del grupo que había estado oyendo ambas emisoras cuando el registro de la Guardia Civil del Departamento de Economía aquel 20 de septiembre del 2020, me dijo que a quién deberían haber detenido es a Jordi Basté y Mònica Terribas en vez de a los dos Jordis, Sánchez y Cuixart, que fueron al final los que pagaron los platos rotos. Si se agolparon 40.000 personas en las inmediaciones fue por la retransmisión en directo que hacían. La presentadora de Catalunya Ràdio iba informando por antena de los movimientos de la Guardia Civil… y eso que estábamos en alerta 4 de terrorismo.

Ahora, varios años después, no queda nada. De hecho, la Generalitat hasta vendió el inmueble, una finca regia en plena Rambla Catalunya, con los recortes. Ni siquiera pueden poner una plaquita en la puerta recordando los acontecimientos. En cierta manera, es una metáfora del proceso. Todo ha quedado en humo.

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