Junts vuelve a pactar con el PSOE la redistribución asimétrica, en este caso del MENA.
Sugestionados por el concepto, algunos se escandalizan, como si el separatismo catalán no llevara toda la vida con estipulaciones etnoculturales.
Poco se recuerda su componente racista y cuando se hace, a menudo queda en lejana reminiscencia o exceso folclórico.
Pero el componente etnicista está vivo en la realidad española actual, disimulado bajo las sucesivas capas de izquierdismo, progresismo y aceptación institucional.
El racismo catalán es actualísimo y si no, miremos a Pompeu Gener, escritor barcelonés a caballo entre el XIX y el XX que en 1887 escribió Herejías, una obra en la que mezclaba catalanismo, federalismo republicano y cientifismo de la época.
Al intentar explicar el atraso español, dibujaba un país de dos alturas que recuerda mucho a la España actual de nacionalidades históricas y asimetrías fiscales.
«Sólo en las provincias del Norte y del Nordeste hemos visto verdaderos elementos, en la raza y en la organización del país, que permitan esperar en el desarrollo de una cultura como la de las naciones indogermánicas de origen. En el Centro y en el Sur , exceptuando varias individualidades, hemos notado, que , por desgracia, predomina demasiado el elemento semítico, y más aun el presemítico o berber con todas sus cualidades: la morosidad, la mala administración, el desprecio del tiempo y de la vida, el caciquismo o la hipérbole en todo, la dureza y la falta de medios tonos en la expresión, la adoración del verbo».
En la actualidad, nadie o casi nadie se permitiría hablar en público de la morosidad semítica del andaluz, pero sí de algunas características españolas (castellanas): el autoritarismo, la mala administración o la incapacidad congénita para la democracia, argumentos habituales en la propaganda del 2017.
Para Gener, el problema de España estaba en su misma matriz, la Reconquista. Un proceso de invasión de norte a sur que fue contaminando al elemento norteño a medida que se mezclaba.
«Diríase que al echar a los moros, los astures y los castellanos viejos, a medida que avanzaban, iban siendo presa del espíritu africano. Los sarracenos perdían terreno pero ganaban influencia. Así Castilla la nueva se sobrepuso a la vieja, y a Castilla Andalucía, y a Andalucía el elemento agitanado, y este a toda España».
Gener, por supuesto, era negrolegendario en grado extremo. La Inquisición había purgado la inteligencia española como en una selección inversa y el Imperio expandía el remanente de crueldad bereber a todo el orbe.
La España posterior, pese a los intentos extranjerizantes, tenía un problema racial de base. Eso sí, muy diferenciado geográficamente.
«La compresión de la inteligencia ha producido aquí una parálisis agitante . Del Sur al Ebro los efectos son terribles ; en Madrid la alteración morbosa es tal que casi todo su organismo es un cuerpo extraño»
(…)
«Nosotros que somos indogermánicos , de origen y corazón, no podemos sufrir la preponderancia de tales elementos de razas inferiores , ni la de sus tendencias , y por tanto tenemos un orgullo en disentir de ellos, en diferenciarnos de tales mayorías».
De 1887 por lo menos viene lo «diferencial» que el PSC quiere constitucionalizar como quien capta un sentimiento sublime.
Según Gener, «España no es un país único, sino un país esencialmente múltiple . Más bien es una federación de pueblos diversos que un mismo pueblo. Varias son sus razas, cinco agrupaciones etnográficas y filológicas actuales«.
Y menciona, en el País Vasco, «una raza análoga a las turco-altaicas o ugro-finesas», y luego a los catalanes («desde los Pirineos a Murcia»), los castellanos, los gallegos y los andaluces.
Pompeyo Gener era federalista republicano, elogia a Pi y Margall y su libro Las Nacionalidades , que «expone la teoría federativa de una manera clara y precisa, pero en el que se echan de menos los conocimientos novísimos de la etnografía, la filología comparada y la antropología» que se habían desarrollado en una Cataluña abierta siempre a Europa.
«En Barcelona se ha aclimatado la filosofía de los Spencer, Darwin, Haeckel, Tylor, es decir, la escuela evolucionista y el determinismo científico».
Por eso propone un federalismo que apoyado en la ciencia nueva parta de diferencias evolutivas étnicas y lingüísticas.
«Si España quisiera constituirse en un Estado federativo, que es lo que su naturaleza requiere (…) el pacto escrito será inútil o perjudicial si no atiende a su formación etnográfica , histórica y geográfica».
Proponía «una Confederación Española sobre la base etnográfica y geográfica».
La Constitución del 78 y su desarrollo estatutario y político, con frontera de asimetría en el Ebro y una consideración rendida a las «agrupaciones etnográficas y filológicas» ha deparado una España, la España del PSC, que realiza con una fraseología actualizada la de Pompeyo Gener.