La casta dirigente lleva décadas en una permanente movilización de estafas. Masiva y global. Dicen una cosa o proponen acciones, a sabiendas, de que sus efectos o consecuencias serán distintos — o contrarias incluso — a lo anunciado. Para ello, cuentan con una poderosa industria de la propaganda a través de medios de comunicación, de titularidad pública y privada, pero sufragados con fondos públicos. Cuentan con universidades, tertulianos, gigantes tecnológicos, Netflix y Disney, observatorios y organismos internacionales que apoyan la estrategia del engaño. Por eso quieren censurarte en las redes sociales, penúltimo espacio de libertad. Lo último, será que pongan micros en tu domicilio.
En noviembre de 2019 se proclamó en el Parlamento europeo, tras intensa campaña izquierdista, la emergencia climática. El Partido Popular la apoyó. Sirvió para justificar el Pacto verde europeo que se aprobó en enero de 2020 promovido por el Partido Popular. Las aparentes buenas palabras se convirtieron luego en criminalización de agricultura e industria y persecución del vehículo de combustión y el tráfico marítimo y aéreo. Y muchas sanciones. Y más impuestos. Es lo que tienen las emergencias, que sirven para justificar el expolio de las clases medias, los despidos masivos de trabajadores europeos, la restricción de libertades y el miedo.
Ahora el Partido Popular promueve una falsaria moción para declarar la emergencia inmigratoria. Le quitan el prefijo “in” no solo por una vergonzante sumisión al idioma de los anglos, sino porque tienen una visión inhumana del mundo que rebaja la dignidad del hombre a la del animal. Migran las aves o los peces. Y por eso, para ellos, también migran los hombres. En el fondo, a los promotores de la inmigración masiva hacia Occidente les dan igual los inmigrantes, lo que les importa es facilitar la inmigración. Incluso Von der Leyen les puso precio. 20.000 euros por barba. Digo barba porque no hay mujeres ni niños. Residuales, para justificar la estafa.
La maquinaria industrial de propaganda contribuirá al timo haciendo creer a la mayoría de los votantes que el PP se opone a la inmigración masiva. Ni una sola medida dirigida a lo que quieren la mayoría de españoles: impedir efectivamente la llegada, frenar la islamización e iniciar un plan de deportaciones masivas. La moción del PP está hecha de esa literatura que produce arcadas a cualquier lector con un poco de sensibilidad social y sentido nacional de las cosas. En la COPE seguirán con sus documentales lacrimógenos, aunque nunca entrevistan a las víctimas reales.
Si VOX vota en contra de esas medidas — que contribuirán al efecto llamada, a incrementar el negocio de las mafias, a colapsar nuestros hospitales y escuelas, a preterir a los españoles en las listas de espera de los servicios públicos esenciales y a incrementar el riesgo delictivo —, los propagandistas del miedo acusarán a VOX de la pinza y otras mentiras. Viven de la falsedad y la desinformación. Nuestra labor es hercúlea en la lucha por la verdad y la libertad ciudadana.
La inmigración ilegal no se gestiona, se combate; como no se gestiona la corrupción urbanística o el tráfico de drogas. La inmigración ilegal y masiva es el gran negocio esclavista del siglo XXI, patrocinado por la ONU, por la UE, por Sánchez y por Feijoo, que pide más dinero para que sus reinos de taifas autonómicos puedan «gestionar» los flujos. Un negocio global en que están encharcados todos y que pagas tú de tu bolsillo. Para combatir la invasión no se necesitan gestores, se necesitan hombres dispuestos a defender las fronteras y la ley. No quieren combatir la inmigración ilegal solo quieren más dinero para encubrir los efectos devastadores de la invasión.
No es fácil decirle a alguien que está siendo engañado. Y menos fácil aún que alguien reconozca que ha sido engañado. Todos tenemos una propensión a pensar que somos más listos de lo que creemos y nos cuesta reconocer que podemos ser o somos engañados. En eso se basa el timo. Ya sea el del tocomocho o el de la Agenda 2030.
Uno de las metas de la Agenda 2030 es, literalmente, “facilitar la migración y la movilidad ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas”. Éste es el nuevo evangelio de los sin Evangelio. Facilitar la inmigración, promoverla y planificarla. Para los de la Agenda 2030 la cuestión relevante de la inmigración es que esté bien gestionada. Por eso Feijoo y Clavijo proponen una «adecuada ordenación de los flujos inmigratorios», como quien propone canalizar correctamente las aguas que descienden de las montañas hacia el mar, que es el morir.
No es inocuo que la siguiente meta de la Agenda 2030 sea «aplicar el principio del trato especial y diferenciado para los países en desarrollo, en particular los países menos adelantados, de conformidad con los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio»; y la siguiente, «fomentar la asistencia oficial para el desarrollo y las corrientes financieras, incluida la inversión extranjera directa».
Para los agendistas estafadores todo es lo mismo: facilitar la inmigración, fomentar las inversiones en los países africanos y perjudicar tu propia economía aplicando un trato especial y diferenciado para los países en desarrollo. Por eso el PP no alza la voz cuando Von der Leyen riega el campo marroquí con agua y con dinero. Es un plan orquestado para la disolución de las sociedades occidentales y movilizar miles de millones de euros que van de tus bolsillos a las arcas de oenegés, organismos internacionales y sátrapas africanos. Con su emergencia inmigratoria, te pedirán un esfuerzo, subidas de impuestos, pérdida de tus derechos, y te infundirán miedo. Si te opones, censura, cancelación y cárcel, como en Reino Unido. Ya aprobaron PSOE y PP esta semana — ¡pinza! — una Subcomisión para acusarte de odio si te opones a su plan.
La confianza que tenían los entusiastas de la globalización en los años noventa, cuando aseguraban que el ingreso de China en la Organización Mundial de Comercio encaminaría al gigante comunistas por la senda de la democracia, demostró ser una errónea y arrogante interpretación de las circunstancias. China ha alcanzado un asombroso crecimiento sin liberalizar su política ni regirse por los principios sacrosantos de la fe económica occidental; y mientras la industria arrasada, la economía deslocalizada y millones de europeos al paro.
Pensar que regalando sustento, vestido, habitación, sueldo regular y residencia legal a todos los que vienen, entren o no ilegalmente, nuestra economía mejorará, la sociedad se enriquecerá y alcanzaremos el equilibrio demográfico es una soberana estupidez, que hace poco hubiera sido calificada como acto de traición. Y lo es.
Esta semana intentarán consumar otra nueva estafa. Ojalá estas líneas lleguen a millones de hogares. Los estafadores han de ser desenmascarados. No hay más camino que el ya marcado: primero, ninguna persona que entre ilegalmente jamás podrá regularizar su situación ni mucho menos adquirir la nacionalidad española; segundo, ninguna persona que entre ilegalmente recibirá ayuda social ninguna, y la acción pública volcará todos sus esfuerzos a la deportación masiva de ilegales; tercero, si delinques en España, aunque tengas papeles, te vas; si no respetas nuestras normas y costumbres, fiestas, tradiciones y gastronomía, te vas; si promueves el islamismo, te vas; si no respetas a las mujeres, te vas; si no respetas nuestra historia, te vas.