Más allá del apagón, España ha estrenado esta semana una nueva modalidad de oscuridad: la intelectual y, si se me permite el atrevimiento, la televisiva. TVE ha estrenado ‘La Familia de la tele’. Vamos, el ‘Sálvame’ de toda la vida pero, con la gran diferencia, de que en esta ocasión lo pagamos todos. Una nueva joya en la parrilla de la televisión pública española aunque, por el momento, no ha tenido tanto éxito como el que algunos ideólogos esperaban. Y desde luego no porque muchos todavía no tengan luz, como aquel lunes del gran apagón.
El 28 de abril, España se quedó a oscuras. Técnicamente, fue un apagón. Y políticamente, un abandono. Colapsó el suministro eléctrico y volvió a fundirse la capacidad del Estado para asumir responsabilidades. Mientras muchos buscaban linternas o bajaban a la tienda de la esquina para hacerse con un transmisor, recuerden que tener Amazon Prime no sirvió de nada, Pedro Sánchez prefirió mantenerse ausente y no dar explicaciones. No consideró relevante, entonces, decir algo de importancia y sigue sin considerar importante aclarar qué ocurrió con el peor corte eléctrico de la historia reciente. Aquí se comunica solo lo que se puede editar, iluminar, ensayar u organizar. Y si hay que rellenar el silencio o las ausencias, se pone ‘La Familia de la Tele’. Porque el Gobierno ha entendido que, si uno no puede controlar la realidad, al menos controla la parrilla.
España se fue a negro y lo que vimos luego en la pantalla, esta semana en esa comparecencia del Congreso de los Diputados, es a un presidente del Gobierno que no sabe qué ocurrió ese fatídico lunes y, por tanto, no tiene ni la más remota idea de si puede volver a pasar. El silencio eléctrico de entonces continúa siendo el silencio informativo de ahora. Sánchez se pasó por la Cámara baja para contarnos lo bien que lo estamos haciendo en energías verdes y lo mucho que gastaremos en Defensa. Que si somos todos fantásticos, muy verdes y resilientes. La luz no volvió a todos los hogares, pero el relato sí llegó puntual, como siempre. Porque aquí, en lugar de responsabilidad, tenemos narrativa. Y la propaganda sigue teniendo batería suficiente para un buen rato.
Lo que esta semana ha llegado también a los hogares españoles es ese programa con el que se ríen los Sánchez-Gómez para olvidarse de sus desgracias. La audiencia no va muy bien del todo y de confirmarse en los próximos días, podríamos decir que el Titanic tardó un poco más en hundirse.
La ‘Familia de la tele’ es algo similar a un ‘Sálvame’ con bótox institucional, pagado con dinero público y muy maquillado. Una reencarnación kitsch del formato de Jorge Javier Vázquez, pero sin él. Aunque por ahí andan muchos otros. Personajes varios entre los que está Inés Hernand. La misma que, en los Goya, dijo casi persiguiendo a Sánchez eso de «¡Eres un icono, presi, te queremos!». Un momento de delirio emocional que no desentonaría en La Isla de las Tentaciones, pero que ocurrió en directo, en ‘prime time’, y con financiación pública. Hoy, ese mismo entusiasmo ha sido recompensado con un contrato en RTVE. De fenómeno fan a familia. Show, espectáculo, sentimentalismo… lo que necesiten.
Si alguien pregunta por qué no hay más dinero para Sanidad, Educación o incluso para evitar otro apagón eléctrico, pues que encienda la tele y ponga ‘La Familia de la Tele’. Si es que no hay otro apagón, claro. Aquí, no sólo se nos va la luz. También el sentido común.