«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.
Hughes, de formación no periodística, es economista y funcionario de carrera. Se incorporó a la profesión en La Gaceta y luego, durante una década, en el diario ABC donde ejerció de columnista y cronista deportivo y parlamentario y donde también llevó el blog 'Columnas sin fuste'. En 2022 publicó 'Dicho esto' (Ed. Monóculo), una compilación de sus columnas.

La Hostianidad

1 de julio de 2025

Cuando en un deporte empieza a ganar un español, surgen, como amapolas, los expertos. Pasó con la Fórmula Uno y ahora, gracias al campeón Ilia Topuria, le toca al MMA o Artes Marciales Mixtas.

Aunque algo sucede esta vez, y algunas voces, calladas con el bádminton de Carolina Marín, le niegan la condición de deporte.

La polémica ha alcanzado ese punto de ebullición en el que aparece Gonzalo Miró, que por supuesto deplora los valores que transmite el MMA.

Se ha animado la discusión porque al final de su última pelea, cuando el oponente yacía maltrecho en el suelo, Topuria lo remató con dos cates en el rostro que se han interpretado como un ensañamiento innecesario. Mucho ha tenido que ver la foto que capturaba el instante, en la que Topuria parecía reinterpretar la escena del hueso de 2001: Odisea del Espacio.

Esos golpes concluyentes, en los que muchos ven la patita del fascismo, son, según los aficionados, la forma de «finalizar» al oponente, un colofón técnico más, como irse al córner a aguantar el balón o como cuando Arguiñano le pone el perejil al plato.

Las personas de ánimo más impresionable piden lo de Portugal con los toros, que al vencido no se le remate; una llave inmovilizadora y tan amigos…

Hay un cierto esnobismo porque muchos que admiten el boxeo se ponen finos con esto y en vano les explican que el MMA es menos peligroso porque reparte los golpes, no los concentra en la cabeza.

Los aficionados defienden la nobleza del deporte y elogian su dificultad técnica.

La MMA, el MMA, lo MMA es una mezcla de artes. Un decatlón de la paliza. Hay que saber hacer llaves, golpear, dar patadas (lo llaman highkick), inmovilizar… El efecto, en movimiento, es como un videojuego. Muchas acciones de muchos tipos una detrás de otra, como si alguien puesto de algo manejara un joystick.

Puede que sea un deporte contagiado del gaming. La mentalidad del videojuego absorbió las artes marciales y fabricó esto.

Para muchos, es un hito cultural. Es haber disciplinado, reglamentado y estetizado el molinete de hostias primordial.

Todo lo hicieron antes los griegos, y esto también tendría su antecedente clásico en el pancracio, mezcla de golpes no precisamente platónicos. En las representaciones griegas siempre parecen Nachos Duatos forcejeando..,

El MMA es muy noble, como vemos, pero a una generación se nos resiste. Lo vemos en una jaula como si fuera una pelea de gallos, un Mundialito de Porteros de Discoteca en el Callejón. Hay algo clandestino, innecesariamente violento, como si los del Club de la Lucha se hubieran federado.

Para una generación, lo más parecido fue el full contact. El judo y el karate empezaron a ser considerados mariconadas, orientalismos, y se puso de moda. Fue el momento posBruce Lee. Había que liberalizar las artes marciales, acercarlas a la realidad, a las maneras occidentales arrabaleras. Entonces empezó a verse a los Van Damme, y tenían un misterioso prestigio:

-Ojo, que hace full

Al que tenía oído lo apuntaban a violín, y al que valía, le metían a full contact.

Pese a ello, el MMA se nos resiste, hay algo generacional invencible, aunque no le negaríamos la condición de deporte. Muy al contrario, es un deporte indiscutible, un deportazo tremendo, tanto que nosotros nos quedaríamos en el estadio anterior: el wrestling.

Cuando quitaron el boxeo fuimos educados en el pressing catch, donde volaban hostias indoloras, como de cómic, que no dañaban nuestra sensibilidad.

Lo más violento que habíamos visto era la final de Copa Athletic-Barça, que fue como el 23-F del fútbol. Luego quizás algún central del Atleti…

Éramos de Hulk Hogan, Y este MMA nos parece como si los de las pelis de El Vaquilla hubieran dejado el perico y se hubieran metido todos a un gimnasio, aunque en realidad sean unos caballeros. Todo el mundo elogia a Topuria, y Pablo Motos es su mejor amigo.

Es tan admirable Topuria que nadie le discute ser español. Hay gente a la que le molesta que se hable de hispanidad, pero aceptan a un georgiano sin problemas. Son más de la hostianidad.

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